7 signos revelan que has madurado por experiencia y no por edad

Una persona que tiene madurez por experiencias

Cuando eres joven, por lo general, quienes te rodean piensan que no has madurado. Esto sucede porque, si son personas mayores, asumen que saben más que un joven y, por otro lado, un joven de corta edad, entre 20 y 30 años, aún no tiene suficiente edad para ser alguien maduro.

Sin embargo, estos son estigmas sociales, muchas veces fundamentos en bases sólidas y con justificación, pero en muchos otros casos, carecen de sentido al generalizar, ya que como veremos a continuación, la experiencia puede hacernos madurar independientemente de la edad que tengamos.

Cómo ya mencionamos, muchos concluyen que la madurez y la sabiduría llegan gradualmente debido a la edad. Esto es algo que es cierto, pero no quiere decir que sea la regla.

La maduración llega cuando atraviesas las dificultades

Cuando la vida misma te encuentra desprevenido y te derriba, pero te vuelves a levantar, te mostrará cómo eres capaz de tomar decisiones y cómo lidiar con lo inesperado. 

Signos de que has madurado por tus experiencias

Entonces, ¿cuáles son las señales de que has madurado por tus dificultades personales y no por tu edad? 

1. Eliges

Muchas personas creen que eligen constan mente y que son ellos los que determinan lo que harán, cómo, cuando y dónde. Sin embargo, se requiere madurez para saber elegir, y para ejercer el derecho a elegir.

Una persona que elige el mundo que le rodea, que puede seleccionar las amistades, que elige cuando y con quien, y que además, elige cómo, es alguien que tiene una capacidad superior para comprender lo que le afecta, lo que le atrae y lo que desea tener para su vida.

Si bien a esto lo pueden traer los años de vida, con base en la experiencia, también lo pueden ocasionar las dificultades enfrentadas durante el crecimiento o la vida juvenil.

2. Tomas el lugar del otro

No eres egoísta y no piensas solo en ti. Miras cómo la otra persona obtendrá lo que tienes que decir. Cómo lo maneje depende de él, pero sabes que eso no significa que tengas que ser grosero y cruel. Serás honesto pero elegante.

Es una etapa en la que aprendes a tener un comportamiento más prudente hacia lo que te rodea, con una mayor consciencia sobre tu impacto en los demás.

3. No castigas por represalias

Puede que te haya dolido un comportamiento porque no lo esperabas, porque confiabas en la otra persona y apostabas por ella, o simplemente porque tú no te comportaste así… Sin embargo, eso no quiere decir que te vayas a comportar de esa manera como para castigarlo.

4. No tienes miedo al fracaso

Palabras como error, fracaso y frustración no te asustan. Por qué; porque sabes que incluso si cometes un error, incluso si tomas una decisión equivocada, eso no significa que el mundo se destruirá.

5. No tomas el papel de «víctima»

Reconoces lo que te dice la otra persona y lo que se esconde detrás de lo que te dice. Eres capaz de leer las «señales» y el lenguaje corporal sin mostrar que eres una «víctima» y un crédulo.

6. Te acercas a las cosas de la manera más positiva posible

No te detienes en lo que pasó, sino en lo que se puede hacer. Sabes cuando las cosas van mal, pero una actitud negativa las empeorará aún más. No te rindes cuando amas o quieres algo, pero sabes cuándo es el momento de dejar algo o a alguien por mucho que te duela. Y eso afecta mucho a tus relaciones. Puedes reconocer con mayor precisión cuando se trata de amor o algo pasajero.

6. Tienes paciencia y metas

Una característica clave de una persona inmadura es la impaciencia. Sin embargo, la maduración también está en consonancia con la paciencia y los objetivos. Estableces metas futuras y trabajas para lograrlas. Y sabes que aunque necesites cambiarlos, es porque te ayudará a lograr tu sueño. 

Sabes lo que quieres y sabes lo que no quieres, sabes lo que te conviene y lo que te «contagia». Por supuesto, esto no significa que no vayas a correr riesgos. Como sabes, si el riesgo te ayudará, lo tomarás con las consecuencias.