7 maneras de inculcar el amor por el aprendizaje en los niños

Inculcar el amor por el aprendizaje en nuestros hijos

Al igual que los bebés, los niños tienen una curiosidad innata. Están ansiosos por explorar el mundo que los rodea, absorbiendo nueva información y habilidades como esponjas.

Pero en algún punto del camino, este amor natural por el aprendizaje a menudo se pierde. A muchos niños les disgusta e incluso temen la escuela y aprender cosas nuevas.

Inculcando el amor por el aprendizaje en los niños

Afortunadamente, el amor por el aprendizaje puede desarrollarse y cultivarse utilizando algunas estrategias simples. 

1. Ayúdales a descubrir intereses y pasiones

Naturalmente, una forma de despertar el amor por el aprendizaje es ayudar a los niños a descubrir y explorar temas que les interesen.

Los estudios demuestran que el aprendizaje mejora cuando se les permite a los niños seleccionar sus propios temas de interés. Esta es una razón por la que es tan efectivo para los maestros incorporar diferentes opciones en el aula.

Sally Reis, Ph.D., profesora asociada de psicología educativa de la Universidad de Connecticut, explica que la clave para desbloquear el potencial de un niño es encontrar los intereses de ese niño y ayudarlo a desarrollarlos.

Platica con tu hijo sobre las cosas que está haciendo, leyendo, mirando y aprendiendo. Exponlo a diferentes experiencias como museos, representaciones teatrales, zoológicos, etc. Ayúdalo a elegir libros sobre una variedad de temas de la biblioteca local. Todas estas actividades pueden ayudarte a encontrar y despertar los intereses de tu hijo.

2. Proporciona experiencias prácticas

Una y otra vez, la investigación ha demostrado que el aprendizaje práctico es el más efectivo para los niños. Cuando los estudiantes se mueven, tocan y experimentan, aprenden mejor.

Por ejemplo, estudios han demostrado que los estudiantes que exteriorizan un problema matemático tienen más probabilidades de responder correctamente que los estudiantes que no lo hacen.

El aprendizaje práctico no solo ayuda a los niños a procesar la información, sino que también es una forma más divertida de aprender.

La mayoría de los niños simplemente no disfrutan leer de un libro de texto, copiar notas o «aprender» a través de la memorización. Sin embargo, las experiencias y actividades prácticas despertarán el interés y la imaginación de un niño.

Los maestros deben incorporar el movimiento, la interacción y las experiencias táctiles en el aula tanto como sea posible. Una forma simple y efectiva de hacer esto es mediante el uso de manipulativos.

Si está enseñando sumas básicas, por ejemplo, puedes hacer que los estudiantes cuenten usando cualquier objeto, como crayones o canicas. Cuando enseñes clasificaciones, haz que los estudiantes clasifiquen bloques de diferentes formas y colores.

Los padres pueden proporcionar enriquecimiento adicional desde el hogar. Si tu hijo está aprendiendo sobre animales acuáticos en la escuela, llévalo a visitar un acuario. Si está estudiando a cierto artista, llévalo a un museo para que pueda ver sus trabajos.

Trata de encontrar experiencias prácticas y atractivas para tu hijo. Haz del aprendizaje una aventura.

3. Haz que el aprendizaje sea divertido

Incluso los temas que parecen más insípidos pueden ser más divertidos a través de canciones, juegos académicos, búsquedas del tesoro o actividades creativas.

Fácilmente se pueden crear BINGO académicos, crucigramas o búsquedas de palabras. Los sitios web como Kahoot también facilitan la gamificación del aprendizaje digital.

También puedes incorporar proyectos de arte, música o escritura creativa en casi cualquier materia académica. Crea una canción sobre el ciclo del agua o escribe una historia desde la perspectiva de un renacuajo mientras se transforma en una rana. Construye un modelo del sistema solar utilizando materiales que encuentres en la casa o en el aula.

A veces, simplemente usar el humor o contar una historia interesante relacionada con el material que se enseña es suficiente para que la experiencia sea más divertida.

Otra forma de hacer que el aprendizaje sea más divertido es usar «pausas cerebrales». Las pausas cerebrales son actividades cortas, generalmente tontas. Interrumpen la monotonía o la dificultad de una lección o tarea para que los niños puedan regresar a la tarea sintiéndose revitalizados y concentrados.

4. Demuestra tu propia pasión

Se un gran modelo a seguir para tu hijo al explorar con entusiasmo tus propios intereses y pasiones. Demuestre que TÚ eres un apasionado del aprendizaje.

Si tienes el tiempo y los recursos, incluso puedes tomar un curso (en línea o en persona) en algo que te interese: cocina, fotografía, literatura, etc.

Habla con tu hijo sobre lo que estás aprendiendo: los desafíos, la emoción, cómo estás aplicando lo que aprendiste en tu propia vida, etc.

Incluso si no puedes tomar una clase, puedes leer libros o mirar videos para obtener más información sobre un tema que te interese. Suena simple, pero demostrar tu propio entusiasmo por aprender ayuda a inculcar esta misma pasión en tu hijo.

Para los maestros, es importante mostrar pasión y entusiasmo por la materia que enseñas. Si no estás entusiasmado, tus alumnos tampoco lo estarán. Un maestro que parece realmente entusiasmado con el tema que enseña puede involucrar a los estudiantes y despertar su interés.

5. Encuentra el estilo de aprendizaje de tu hijo

Los niños tienen su propio estilo de aprendizaje único, o un tipo de aprendizaje que es más efectivo para ellos. Los educadores y psicólogos han identificado tres estilos principales de aprendizaje: visual, auditivo y kinestésico.

Hay muchos cuestionarios disponibles en línea para ayudarte a determinar el estilo de aprendizaje de un niño, pero también puedes hacer una suposición sólida basada en los intereses del niño y el tipo de actividades que parece disfrutar.

  • Los alumnos visuales procesan la información de manera más efectiva cuando se presenta por escrito o en imágenes. Son muy observadores, tienen excelente memoria y, a menudo, disfrutan del arte.
  • A los alumnos auditivos les gusta escuchar información. Son buenos oyentes, siguen bien las instrucciones y, a menudo, tienen fortalezas verbales y / o aptitudes musicales.
  • Los estudiantes cinestésicos son físicos, a menudo sobresaliendo en deportes o baile. Aprenden mejor a través del movimiento y el tacto. Pueden contar con sus dedos o usar gestos frecuentes con las manos.

Muchos niños muestran habilidad en estas tres áreas, pero probablemente hay una que sea más fuerte que las demás. Si puedes encontrar la fortaleza de un niño, puedes ayudarlo a aprender de la manera que le resulte más cómoda y agradable.

6. Tengan discusiones, no conferencias

Haz del aprendizaje una conversación en la que tus hijos o estudiantes puedan participar activamente, no solo una conferencia que deben recibir pasivamente.

Cuando tu hijo demuestre curiosidad haciendo una pregunta, haz todo lo posible para responderla. Esto también aplica en el aula. Incluso cuando una pregunta está ligeramente fuera de tema, muestra interés y crea una oportunidad de aprendizaje para tus estudiantes.

Si no sabes la respuesta a una pregunta, descubrir la respuesta juntos puede ser una experiencia divertida y memorable.

También puedes ampliar la conversación haciendo preguntas abiertas tú mismo. Comienza tus preguntas con «¿Por qué», «Cómo» o «¿Qué pasaría si …?». Estas preguntas pueden llevar a los niños a niveles más altos de pensamiento crítico y resolución de problemas.

Prestar atención a las preguntas que hace tu hijo también te ayudará a descubrir los intereses de tu hijo, que luego podrás incorporar en futuras conversaciones o lecciones.

7. Se solidario y alentador

Una razón por la que muchos niños pierden su amor por el aprendizaje es porque comienzan a asociar el aprendizaje con la ansiedad y la presión. Les preocupa obtener una mala calificación, responder mal una pregunta o reprobar el examen.

Cuando el aprendizaje solo se trata de resultados, ya no es divertido. Aprende más sobre el proceso y el esfuerzo que tu hijo pone en su trabajo.

Es importante enseñar a los niños que el éxito no es el resultado de habilidades innatas como la «inteligencia». En cambio, el éxito proviene de la persistencia, la práctica, el trabajo duro y muchos fracasos.

La investigadora de la Universidad de Stanford, Carol Dweck, descubrió que cuando se elogia a los estudiantes por su esfuerzo en lugar de su capacidad, en realidad obtienen mejores puntajes en las pruebas de inteligencia.

Esto se debe a que es probable que los niños que asocian la lucha o el fracaso con la falta de inteligencia eviten tareas difíciles o se dan por vencidos cuando las tienen.

Por otro lado, los niños que ven los desafíos como oportunidades de aprendizaje tienen más probabilidades de persistir, elaborar estrategias y seguir trabajando hasta que encuentren una solución.

Ten expectativas razonables para tu hijo y se solidario y alentador cuando tu hijo tenga dificultades o falle. Ayúdalo a aprender de estas experiencias, y no lo presiones demasiado para sacar buenas calificaciones o ser un estudiante excepcional.

Cuando tu hijo comprenda que el aprendizaje se trata solo de eso, aprender, y no todo acerca del logro o la perfección, podrá relajarse y disfrutar el proceso de aprendizaje mucho más.

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