Violencia de género – ¿Hay una tendencia innata a agredir al sexo opuesto?

La violencia de género en las relaciones de pareja

La violencia de género es un flagelo que daña a la víctima, pero también al victimario. Veamos su origen, manifestaciones y cómo romper el círculo vicioso.

La violencia de género es una clase de agresión que afecta a las mujeres, debido solo a su condición biológica femenina. Se da en un entorno en el que el hombre domina y maltrata, en el área física, sexual o mental a su compañera, esposa, hija, amiga, etc. En este concepto se incluyen también las amenazas verbales y la privación de la libertad. En cualquiera de tales casos, se considera una violación de los derechos humanos.

A pesar de lo anteriormente expresado, es necesario aclarar que según ONU Mujeres no se debe confundir el término con “violencia contra la mujer”. La realidad es que la sección femenina de la población constituye, en la gran mayoría de los casos, el núcleo victimizado de la violencia de género. Y esto con independencia de la edad, condición social, creencia religiosa y cualquier otro distingo que se analice. Pero, el tema que aquí estudiamos es más amplio y pudiera, en ciertos casos, afectar también a los hombres. 

Otros términos que también se usan y podrían confundirse con este serían la “violencia de pareja” y la “violencia doméstica”. Dentro de los actos asociados a la violencia de género se pueden mencionar:

[mks_col]

[mks_one_half]

  • Asaltos sexuales o violaciones
  • Agresión física contra las prostitutas
  • Prostitución obligada
  • Castración incluyendo ablación de clítoris
  • Venta de seres humanos
  • Encubrimiento de estos delitos

[/mks_one_half]

[mks_one_half]

  • Discriminación laboral
  • Aborto selectivo de acuerdo al sexo del feto
  • Infanticidio según el género
  • Acoso callejero
  • Ataques hacia personas de distinta inclinación sexual

[/mks_one_half]

[/mks_col]

¿Es la violencia de género una condición instintiva?

La agresividad es un tema de estudio multidisciplinario iniciado en el siglo XX. Entre las especialidades que han hecho grandes aportes al mismo, aparte de la psicología, se encuentran: sociología, biología y etología. Esta última es una disciplina híbrida (biología-psicología experimental) que analiza la conducta humana y animal. Las grandes preguntas asociadas al análisis del comportamiento agresivo de las personas son:

  • ¿Se trata de una condición innata o de una conducta aprendida por observación?
  • ¿Es factible eliminarla o, por el contrario, es un factor arraigado y permanente de la conducta humana?

Lo que no se puede negar es que la violencia se manifiesta en todas partes del mundo. Así, ninguna cultura, estrato social o momento histórico se ha eximido de su presencia. Con el tiempo, la humanidad ha logrado mayores desarrollos y avances tecnológicos, pero, este problema se ha hecho cada vez más grande. Lo paradójico de este asunto es que, en el pasado, la agresividad nos permitió conservar la vida y preservar la especie.

Y en el presente, ese es el motor de la ambición motivadora, lo que nos lleva a esforzarnos por salir adelante y escalar posiciones. O sea, que la agresión es instintiva e indispensable para el desarrollo personal. ¿Cuál es el problema? Cuando más allá de ser un instrumento de superación se convierte en una herramienta que maltrata y daña a otros en beneficio propio. Indudablemente, se trata de un tema que debe movernos a una profunda reflexión.

¿Cómo prevenir la agresividad aprendida y dañina?

Tremblay y Nagin han dicho que, desde el nacimiento, los niños tienen una mayor disposición a imitar el comportamiento agresivo antes que el pacífico. Lo cual confirma aquella verdad bíblica: “Todo designio… del corazón de ellos era de continuo solamente el mal” (Gen 6:5). Sin embargo, hay que minimizar los factores externos que estimulan esa violencia natural y que pareciera que cada día son más accesibles. Por ejemplo, programas televisivos, caricaturas infantiles, lecturas y videojuegos con contenidos perjudiciales.

Hay un factor más influyente y de mayor peso incluso que la televisión o Internet, un ejemplo tangible con el que los pequeños se ven moldeados de manera continua. Este es el padre o la madre, el progenitor con el que se establece una identificación más fuerte. Los niños, en todo momento, prestan una gran atención a nuestras acciones, gestos, miradas y expresiones. Así, que, si en el futuro se convierten en personas violentas, probablemente podremos decir que lo aprendieron con el ejemplo doméstico.   

Estudios realizados confirman que un niño que se siente seguro en casa, estará más protegido contra este fenómeno. Si mantiene relaciones adecuadas con sus padres y estos muestran amor el uno hacia el otro, el pequeño será más equilibrado, sensible y exitoso. Por el contrario, si hay inseguridad o crece en un ambiente no armónico, aumentan las posibilidades de que desarrolle conductas violentas. Y esto genera un círculo vicioso, que tenderá a repetirse en las próximas generaciones.

En conclusión, la violencia de género es una realidad que afecta negativamente la vida de muchas personas alrededor del mundo. La prevención es la mejor solución y las acciones respectivas deben comenzar en el hogar. Con independencia de las medidas de socorro, punitivas y legales que se tomen a posteriori para ayudar a las víctimas. Si usted está pasando por alguna de las situaciones aquí descritas, busque ayuda profesional psicológica. No sufra en silencio.

2 comentarios

  • En Venezuela muchas mujeres se aprovechan de la ley para perjudicar a la pareja. Y porque casi nadie habla de la violencia en todas sus formas de la mujer en contra del hombre?

  • Aqui en Venezuela el hombre esta desprotegido por las leyes de violencia de genero!