Revictimización – La repetición continua del testimonio de la víctima de violencia genera impresión de falsedad

La revictimización y sus consecuencias

La revictimización es un conjunto de situaciones que hacen sufrir a una persona, repetidas veces, un evento traumático. La querella judicial suele resultar muy estresante.

La revictimización es un proceso de repetición. Esta causa que, una víctima de un crimen experimente un nuevo agravio. Y sucede mientras se realiza la respectiva investigación, interrogatorio o juicio. Es decir, que quien sufrió de malos tratos, violencia de género, violación, secuestro, abusos sexuales u otros; es ahora agredida por el sistema judicial. Los perpetradores en la segunda ocasión pueden ser: policías, abogados o jueces. Así como también: familiares, vecinos, medios de comunicación, redes sociales, etc.

La victimización secundaria consiste en hacer que la persona reviva en su mente, repetidas veces, los instantes traumáticos iniciales. Al igual que los sentimientos asociados a tal evento. Y esto sucede en un ambiente que, por naturaleza, es sumamente estresante: un proceso judicial. Además de que la víctima es atacada ahora por instituciones o individuos de quienes debería esperar ayuda, apoyo, solidaridad y comprensión. Muchas veces se le cuestiona, acusa de negligencia o hace responsable de los hechos originales.   

Esta situación, a su vez, conduce a que víctimas de otros delitos se abstengan de confesar o denunciar. Las domina el temor de llegar a padecer los mismos malos tratos. Con lo cual, los malhechores sienten que gozan de impunidad para cometer sus crímenes. Y hagamos la salvedad de que no hablamos solo de mujeres. Muchas veces, los niños varones también son abusados y no olvidemos que el atacado en la película “Acoso Sexual” era un hombre.

¿Cuáles son las características de la revictimización?

Un ejemplo terrible es el llamado caso de “La Manada” (Pamplona, España – Julio 2016). La violación de una joven de 18 años por parte de cinco hombres durante la fiesta de los Sanfermines. Y como si el solo hecho no hubiera sido suficientemente desmoralizante, el crimen fue grabado en vídeo por uno de los perpetradores. Además, la defensa adoptó la actitud de atacar a la víctima, responsabilizándola por completo de lo sucedido.    

Algunas situaciones que pueden conducir a la doble victimización son:

  • Testimonio. Al tener que testificar repetidas veces, la víctima revive el trauma una y otra vez. Eso, además, puede llegar a crear una impresión de falsedad o de subversión en el jurado.
  • Tiempo. Estos procesos son lentos y pueden tomar incluso años, con frecuentes suspensiones y reinicios. Con lo cual la víctima no puede tener una vida normal durante un largo período.
  • Cuestionamiento personal. Es representado por esa impresión de que no se le cree a la víctima lo que afirma. O el intento de racionalización y justificación de los hechos, por parte de los interlocutores y el público en general.
  • Abandono. La persona se siente desprotegida. No encuentra que nadie se identifique con su situación.
  • Desinformación. En general, no se informa adecuadamente sobre el proceso judicial. Ni tampoco respecto a sus consecuencias.
  • Enfrentamiento. Tener que testificar en presencia del o los culpables del delito inicial. Eso de por sí, es suficiente para volver a vivir con fuerza aquel terrible trauma.
  • Apoyo. Falta de soporte y ayuda psicológica al finalizar el proceso.

La victimización secundaria genera diversas consecuencias, siendo quizás, la sensación de indefensión y desamparo la más traumática de todas. Pero, por otro lado, esto provoca debilitamiento de las relaciones sociales, puesto que la persona se siente atemorizada a ser juzgada por los demás. Las creencias personales sufren y al final, la víctima termina aceptando que lo sucedido fue su culpa. O empieza a creer que se lo merecía, conduciendo, en la mayoría de los casos, a un deterioro mental.    

¿Cómo evitar la doble victimización?

Con el objeto de impedir que los procesos de victimización secundaria aparezcan, deberíamos obrar con más criterio. Es decir, no permitirnos emitir juicios de valor con tanta libertad, porque probablemente no conocemos todos los detalles. En especial, si somos agentes de la ley relacionados con el caso o gestionamos medios de comunicación. El juicio es para los criminales, no para las víctimas. No cuestionemos la conducta de estas últimas o intentemos racionalizar los abusos cometidos.

La tecnología ha avanzado lo suficiente en lo que a evaluación y validación de testimonios se refiere. Por tanto, no nos veamos obligados a recurrir a estereotipos tradicionales o antiguos prejuicios a la hora de emitir nuestras opiniones. No invirtamos los papeles de las víctimas y los victimarios. Lo recomendable es esperar al resultado del juicio. Y tampoco nos hagamos eco de lo que leemos o escuchamos, sin validarlo.

Por último, todos podemos ser responsables de la revictimización cuando emitimos juicios de valor contra quien ha vivido una experiencia traumática. Asimismo, deberíamos cuestionar el rol que juegan las redes sociales y los medios de comunicación, cuando no son justos y honestos. Las víctimas de un evento violento necesitan apoyo psicológico profesional para seguir adelante y continuar con sus vidas. También requieren el consuelo y el apoyo de parte de familiares, amigos, conocidos y público en general.   

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  1. Barnes, J. E., Noll, J. G., Putnam, F. W., & Trickett, P. K. (2009). Sexual and physical revictimization among victims of severe childhood sexual abuse. Child abuse & neglect33(7), 412–420. https://doi.org/10.1016/j.chiabu.2008.09.013 [Enlace]
  2. Ullman, S. E., & Najdowski, C. J. (2009). Revictimization as a moderator of psychosocial risk factors for problem drinking in female sexual assault survivors. Journal of studies on alcohol and drugs70(1), 41–49. https://doi.org/10.15288/jsad.2009.70.41  [Enlace]

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