Al adulto hay ciertas tendencias que le llevan a preferir un tipo de personas con respecto a otras cuando de elegir pareja se trata. Inclusive aquellos que han tenido varias parejas pueden llegar a escoger personas con patrones de comportamiento similares a parejas anteriores.
Las preferencias al momento de elegir pareja, aunque se les ha añadido el factor romántico y casi supersticioso, llegando incluso a señalar al destino, no siempre están basadas en elementos que se encuentren fuera del individuo o que sean obra de la casualidad.
Son diversos los elementos que conjugan para que una persona se sienta atraída hacia otra cuando existen un millón de posibilidades. En ocasiones, la elección se basa en los requisitos que el individuo ha establecido para sí de lo que sería la persona ideal, lo cual puede tratarse de una combinación entre la parte afectiva y los logros a nivel social o económico.
La elección de pareja y la resolución de conflictos
Una pareja es aquella relación, a veces inesperada, que surge entre dos individuos que se unen a causa de una atracción mutua que puede resultar irresistible e incontenible.
En los primeros momentos de esta relación, estar separados se convierte en una especie de reto y es imposible en medio de tanta euforia detectar el mínimo defecto en ese otro ser que ha sido idealizado.
Sin embargo, con el pasar de los días, el velo que el enamoramiento fabricó se va cayendo y las personas tienden a notar defectos en el otro, cosa que incluso los lleva a sentirse engañados.
Dentro de esas características de índole negativo que se le atribuyen a la otra persona, en la mayoría de los casos se pueden encontrar actitudes conocidas para la persona que incluso pueden llegar a resultarle familiares.
Circunstancias de vida bastante semejantes a parejas anteriores o a uno de sus padres que la persona ahora podrá identificar en su pareja. Llegado este momento es cuando suelen aparecer los conflictos que llevan al sujeto a pensar que erró en la elección en algunos casos.
Otros optan por la posición de víctima e impregnan esta realidad de matices hasta religiosos, asociándolo con un castigo divino o con un karma. Nada más alejado de la realidad. No es en vano que cada uno de nosotros siempre tiene un tipo o un estilo de pareja que es el preferido al momento de elegir.
Las relaciones de pareja son complejas y estadísticamente presentan una tendencia a romperse, precisamente porque en muchos casos es el lugar idóneo para trabajar conflictos no resueltos, que bien pueden tener origen en la infancia.
Es completamente normal que aquella mujer, por ejemplo, que de cierta forma se sintió abandonada durante la niñez por su padre, sin estar consciente de ello, como adulta, busque en una pareja el amor que no obtuvo de su padre.
Al iniciar una relación de pareja bajo estos términos, la tendencia de esta mujer será al fracaso porque nunca será suficiente las atenciones que reciba por parte de su pareja, y puede formar un apego patológico hacia esta persona.
Qué nos lleva a elegir a determinadas personas
Esta no es una interrogante fácil de responder, porque la elección de pareja está enmarcada dentro de motivos diferentes para cada persona, sin embargo, hay ciertos aspectos que se deben tomar en consideración y que inciden al momento de escoger un compañero sentimental.
1. Repetición de Patrones
El punto de referencia para cada individuo y por tanto la imagen que tiene en lo que respecta a lo que es una relación de pareja es aquella formada por sus padres.
Los primeros conocimientos que adquirimos con respecto a lo que es una pareja proviene de la etapa de socialización, es por ello por lo que existe una marcada tendencia a elegir una pareja con características similares a la de alguno de nuestros padres.
También podemos elegir aquella con la que podamos vivir una historia con dinámicas similares a las que presenciamos durante los años de infancia. La pareja formada por nuestros padres es la referencia primaria de lo que es el amor.
No es algo determinante o que no se pueda superar, pero hasta que el individuo lo asuma o pueda verlo es una fuerte tendencia que el individuo puede cambiar siempre y cuando lo considere conveniente.
Porque es posible que como adultos lleguemos a entender que esta no es el tipo de dinámicas que queremos en nuestra relación de pareja en vista de que no funciona o no nos hace felices.
2. Elección de pareja basada en las creencias
Durante la infancia se adquieren una serie de creencias y valores, los cuales son transmitidos por nuestros padres, que forman parte de esos aspectos que para nosotros constituyen nuestra verdad y determinan la manera de ver la vida.
Este hecho afectará en gran medida la elección de la pareja, así como el tipo de relación que establezcamos. Por ejemplo, si una persona creció en medio de un ambiente en el que el concepto de matrimonio era concebido como algo sagrado, el individuo tratará de escoger una pareja con la que pueda permanecer el resto de su vida y se quedará en esta relación a pesar de que no funcione, con tal de cumplir con los valores adquiridos.
La mujer que aprendió que los hombres abandonan y no son buenos cumpliendo los compromisos familiares, buscará una pareja que le ayude a confirmar sus teorías acerca del amor y las relaciones de pareja.
La única manera de romper con estos patrones viene dada por un trabajo personal en el que el individuo se comprometa a superar antiguas creencias e incorporar aquellas que le ayuden a alcanzar lo que desea obtener en su vida.
3. Optar por la zona de Confort
Las personas por lo general tienden a quedarse con aquello que les haga sentir mejor, con lo que les resulta conocido a pesar de que no sea lo perfecto o lo que les da la felicidad.
Ante esta premisa se suele elegir las personas con las que de alguna manera se pueda revivir lo conocido con la finalidad de no correr riesgos innecesarios. En ocasiones, por miedo a lo desconocido, prefieren quedarse con aquello con lo que al menos saben lidiar.
Esto basado en que, si se busca lo contrario, lo desconocido, en primera instancia la persona quedaría en principio desprovista de sus herramientas, sobre las que se ha apoyado siempre.
Por otra parte, incursionar en territorios desconocidos además del riesgo que implica, obliga al individuo a tener que cambiar y buscar nuevas herramientas para poder desenvolverse en ese nuevo escenario.
Por todo esto, a veces los individuos eligen ya a nivel consciente permanecer dentro de su zona de confort, donde ya cuenta con la suficiente experiencia que le permite calcular hasta el nivel de daño o de decepción que puede llegar a experimentar.
4. Elección basada en completarse
Son muchas las frases populares con respecto al amor romántico, donde se expone la necesidad de refugio en otro ser para ser una persona completa, como el de la media naranja, sobre la cual se aprende que está en algún lugar y que de encontrarla se alcanzaría el punto máximo de la felicidad.
Aunque es una idea bastante romántica del amor y que nos hace soñar, no representa la realidad porque si se busca una pareja para que cubra las necesidades que nosotros mismos no hemos podido cubrir, no estaríamos estableciendo una relación sana sino de dependencia.
Ninguna persona que se elija como pareja está capacitada para proveernos de aquello que nos hace falta o lo que no hemos podido solventar.
me gustó esta nota y concuerdo con lo que dice, pienso además que el amor romántico, de los cuentos, novelas, películas que he visto influyeron en la mala elección que realicé