Rabietas en personas adultas: causas, síntomas y soluciones

Una persona adulta haciendo rabietas

Para hablar de las rabietas en adultos mayores se hace imprescindible entender de qué trata el negativismo. El negativismo se genera cuando una persona hace todo lo contrario a lo que se espera que haga o cuando simplemente no aceptan sugerencias externas.

Esta conducta de negativismo o rabietas la podemos observar, por ejemplo, en los niños cuando tienen un hermanito. Ellos comienzan a comportarse mal, comienzan a llamar la atención, vuelven a hacerse del baño y cualquier otra conducta de protesta que haga que la atención de sus padres se enfoque en él.

Esto es más común de lo que se percibe debido a que los adultos mayores son personas que están en un cambio importante de estilo de vida. Esta etapa está caracterizada por sus cambios de roles en el entorno social y familiar y por las nuevas demandas físicas de su cuerpo.

Rabietas en personas adultas

Los adultos también tienen rabietas y pueden ser más normales de lo que se puede suponer. Generalmente se da en adultos mayores, lo que provoca un daño a su integridad física por no nutrirse adecuadamente o por no tomarse los medicamentos que requieren su salud.

Las conductas disruptivas en adultos mayores se reflejan generalmente en el rechazo de los cuidados que tengan sus familiares o allegados hacia él, en el rechazo de alimentos o medicamentos, en la falta de control de esfínteres y en su nivel de hostilidad hacia esas situaciones y las personas que están dispuestas a ayudarlos.

Para ello es necesario diferencias entre conductas negativistas o regresivas. Las conductas que se pueden denominar regresivas son aquellas causadas por un deterioro cognitivo de la persona, generando una regresión hacia la infancia.

Por el contrario, las conductas negativistas no necesariamente son regresivas, pudiéndose observar en, por ejemplo, si la persona está internada en un hospital, la misma no contribuirá para su recuperación, evitando los medicamentos y la rehabilitación y rechazando a sus médicos y familiares.

Estas conductas negativistas pueden estar asociadas a condiciones psiquiátricas como la demencia. Los trastornos psicóticos, también están asociados a que las personas tengan conductas negativistas de rechazo continuo hacia las personas y los alimentos.

El Síndrome de Diógenes, por ejemplo, caracterizado cuando la persona comienza a acumular cosas y a aislarse del entorno, despreocupándose por otros y por él mismo, también genera rechazo hacia la sociedad y cada una de las conductas que apropia son señaladas como conductas negativistas.

Por consiguiente, las conductas disruptivas es común encontrarlas en pacientes que tienen alguna patología asociada con la psiquis, sin embargo, también pueden ser ocasionadas por situaciones postraumáticas que hace que genere rechazo hacia las personas y su salud, pudiéndose asociar con la indefensión aprendida.

¿Qué ocasiona rabietas en los adultos o conductas disruptivas?

Se desconoce el origen de estas actitudes en los adultos mayores, sin embargo, se logra asociar con trastornos psiquiátricos tanto como causa, como consecuencia de padecerlo. Generalmente sus causas están relacionadas con conductas regresivas a la infancia.

Como es de notarse en el apartado anterior, estas actitudes se caracterizan por rechazo al cuidado de su salud y el rechazo al cuidado que otras personas puedan proporcionarle al adulto mayor, generando consiguientemente hostilidad.

Sin embargo, la psicología del desarrollo nos indica que la etapa de la ancianidad no deja de tener un peso importante en la adaptación de estos problemas. En esta etapa del ciclo vital se producen cambios en el entorno del individuo y cambios en su sistema de creencias.

Un adulto mayor comienza a deteriorarse físicamente, además comienzan a ser más flexibles emocionalmente, porque sus intereses tuvieron que variar y porque su familia comienza a desmembrarse hacia nuevos horizontes.

Si el adulto mayor no logra la suficiente flexibilidad comienza a tener una rigidez cognitiva, apegándose a las situaciones del pasado y comenzando a creer que debe perder su autonomía por lo cercano que está a la muerte.

Sin embargo, al no tener rigidez mental esto puede cambiar, dando un ajuste a su sistema de creencias y relacionándolo con su experiencia pasada, logrando una adaptación en el presente.

Como se ha venido desarrollando, no solo se observan este tipo de conductas en adultos mayores, también suelen manifestarse en adultos jóvenes y no tan jóvenes; estas conductas principalmente son producidas por estrés laboral, ansiedad, problemas familiares, situaciones económicas desfavorables, entre otros.

Además, las relaciones pueden acarrear las manifestaciones de rabietas en las personas adultas, un ejemplo claro de esto, sucede cuando en parejas disfuncionales, al no prestársele la suficiente atención, tu pareja buscará alguna manera de realizar un berrinche y con esto, lograr llamar tu atención.

Síntomas producto de rabietas

Estas conductas pueden generar estrés para el paciente y para el entorno que les rodea. Los síntomas y los cambios en el adulto joven y adulto mayor suelen ser muy variados, dependiendo del ciclo vital por los que se encuentren pasando.

Estas conductas son reflejadas en rabietas que se generan para obtener un fin particular, buscando en otros lo que ellos desean, y lo que desean generalmente es atención.

Los adultos mayores son personas muy susceptibles emocionalmente, especialmente si su cambio en el ciclo vital no lo comprendió de manera armoniosa y progresiva.

Es fácil determinar los síntomas, pero lo que es difícil es buscar qué lo causó e identificar qué es lo que tanto aquejan sus emociones. Por ello hay que estar pendientes cuando vienen los cambios en el adulto mayor: la jubilación, la independencia de los hijos, el comienzo del papel de abuelos, las nuevas demandas de su cuerpo.

En los adultos jóvenes, los síntomas suelen manifestarse producto al estrés, cambios en la vida personal, relación de pareja inestable, problemas de salud, entre otros.

Si estos cambios no los comprende de manera armoniosa y amigable generará angustia y buscará hacer lo que hacía en sus días pasados, tratando de tener control de la situación, traducido en frustración por la no aceptación de su nuevo rol.

Esto se hace contradictorio con aquellos adultos que utilizan su experiencia pasada y las apropian para los nuevos cambios de su vida, logrando llegar a una etapa de senectud armoniosa.

Sin embargo, a veces se hace imposible predecir cuándo y por qué motivo el adulto mayor tiene estallidos de rabia ya que los mismos pueden suceder en cualquier momento y circunstancia sin alguna particularidad clara. Lo que le queda al entorno es ser comprensivo y no contribuir a que la situación empeore.

Si su comportamiento se hace habitual y predecible es momento de que sea evaluado y dirigido por un profesional porque pudiera tratarse como consecuencia de una patología psiquiátrica o como causa de la misma, por lo que el problema se profundiza y deja de ser una simple llamada de atención a su entorno.

Lo más sano es que el adulto mayor tome control sobre sus emociones para que contribuya a un ambiente social sano y no lo termine dañando.

Mejores soluciones para el control de rabietas

El control de las rabietas y de las conductas disruptivas será fundamental para que la vida de algunos adultos logre encaminarse de manera positiva y pueda sobrellevar los momentos negativos que generalmente se presentan en su entorno.

Los primeros pasos que deben seguir los adultos en el control de las rabietas se guiarán en el control efectivo de las emociones, esto contribuirá de manera eficaz en las situaciones que llegasen a acarrear.

A su vez, controlando en gran medida esas emociones explosivas, se pueden realizar otras estrategias que aumentarán significativamente el control final de la rabieta; un punto fundamental será el análisis de las expectativas que tenga el adulto con su entorno, a mayores expectativas, mayores problemas pueden acarrear.

Canalizar positivamente las emociones contribuirá significativamente en el control de las rabietas, en la vida hay muchos momentos que deberás dejar pasar para que esto no te afecte emocionalmente. Si tienes una pareja disfuncional, es necesario manifestar una comunicación plena con ella, lo que ayudará a futuro a la relación, en caso contrario lo mejor es plantearse nuevos caminos.

En contraparte, una vez que aparecen estas conductas en los adultos mayores será necesario hacer una intervención al problema en corto plazo ya que las consecuencias de sus actos pueden ser abrumadoras para la persona que lo padece y para su entorno, además de las complicaciones psiquiátricas y somáticas que se pueden derivar, convirtiéndose la situación en una gran bola de nieve.

Tratamientos para las rabietas en adultos

Los tratamientos hacia estas conductas pueden llegar a ser complejas, dependiente siempre del riesgo que puede desencadenar las acciones que tome el adulto mayor.

Primeramente, si ya hay un trastorno psiquiátrico es lo primero que deberá ser tratado, luego la nutrición e hidratación (si tiene trastornos alimenticios) y, por último, los medicamentos que debe consumir para equilibrar su organismo.

 El tratamiento no sólo irá enfocado hacia el adulto mayor, sino que también debe estar enfocado hacia sus familiares y cuidadores. Para ello es necesario capacitarlo en manejo de estrés y sus medidas de afrontamiento para evitar que ante una situación desbordante tomen actitudes inadecuadas con el paciente y empeore la situación.

Además de tener presente lo anteriormente dicho, también es importante lograr un equilibrio hacia el nuevo entorno que la persona está experimentando ante la pérdida de sus pares o de su pareja con la que estaba acostumbrado tener una convivencia, fortaleciendo en la medida de los posibles los lazos familiares y sociales, introduciéndolo en actividades que generen distracción.

Para que los cambios en este ciclo de vida no sean tan bruscos, provocándole hostilidad, se deberá hacer cambios progresivos en la retirada de su estilo de vida pasado por uno nuevo, desde el punto de vista psicológico, social y de salud.