¿Por qué es tan importante la educación emocional?

La importancia de la educación emocional en el desarrollo

Una educación emocional efectiva permite que el niño crezca y se convierta en un adulto asertivo y satisfecho. Entérate del valor asociado a este concepto

La educación emocional es una parte esencial de lo que los padres y maestros debemos enseñar a niños, adolescentes y jóvenes; puesto que, debe comenzar desde el nacimiento y continuar hasta la adultez.

Este concepto, que apenas se comenzó a aplicar hace unos pocos años, se basa en la neurociencia y las habilidades sociales, entre otras disciplinas. Y su objetivo es ayudar al desarrollo de aquellas competencias que permiten a la persona relacionarse mejor con su entorno, para alcanzar un mayor bienestar físico y mental, mediante el control de las emociones y el autoconocimiento.

La práctica eficaz de esta enseñanza implica prepararse e informarse, tener constancia, manejar con asertividad las propias emociones y ofrecer a hijos y alumnos, herramientas efectivas, en todo momento. Siempre se ha dicho que los niños son como esponjas; así que absorberán, principalmente del ejemplo y a través de los juegos u otras actividades, el modo de conocer sus sentimientos, expresarlos con palabras y manifestarlos con libertad y decoro.

Un adulto educado bajo estos preceptos disfrutará de mayor confianza en sus propias decisiones y acciones, de una autoestima más elevada y por tanto, será capaz de desarrollar su máximo potencial y capacidades. Además, podrá establecer vínculos afectivos más sanos con otras personas, reconocer, e incluso respetar las emociones al igual que las necesidades ajenas, gestionar eficientemente los conflictos y ser más empático; concepto clave para triunfar en sociedad. (1)

¿Cuáles son las claves de la educación emocional en los niños?

Se trata de un proceso educacional continuo que favorece el desarrollo integral del individuo; de este modo, necesita iniciarse en la cuna y seguir presente a través de la escuela primaria, secundaria y universitaria. Abarca los siguientes aspectos:

  • Identificación de las emociones internas. Dado que los adultos actuamos como espejo, en los cuales los niños se ven a sí mismos, debemos cuidar la manera de manifestar las emociones que nos embargan. Así, mostrar sin temor lo que sentimos y verbalizar nuestros sentimientos es la primera lección para dar ejemplo y también para crear y ampliar su vocabulario.
  • Desarrollo de la empatía. Pongámonos en los zapatos de los pequeños y veamos si somos capaces de entender sus sentimientos. Identificar y conectar con las emociones de otros es una forma de entender de qué manera la situación les afecta, aparte de percibir su punto de vista. ¿Desea que sus hijos sean empáticos? Muéstreles usted la misma habilidad y cortesía. (2)
  • Gestión emocional. Al principio los niños no pueden entender que es lo que les sucede; por eso, debemos ayudarles a reconocer los sentimientos que los embargan, darles nombre y llevarlos a conectar con las situaciones en las que aparecen. Es necesario revisar con ellos las causas, comunes y extraordinarias, que propician la aparición de las emociones y enseñarles a verbalizar el motivo por el cual se sienten así.

Los programas de formación emocional deben empezar en las primeras etapas, para sentar bases firmes que les acompañen en el resto de la vida. Por ejemplo, al bebé que comienza a hablar es importante decirle “ya estoy aquí no estés triste”, “te alegra ver a los niños cantando”, “te molesta tener hambre, a mí tampoco me gusta” y frases similares.

Son ejercicios sencillos en los que se le da el nombre correcto a las emociones, nos identificamos con ellas y las asociamos con una situación real, favoreciendo el desarrollo consciente de la empatía.

Beneficios asociados al desarrollo de la inteligencia emocional

Un individuo emocionalmente competente tendrá mayores posibilidades de no involucrarse en el consumo de drogas o asumir conductas riesgosas o agresivas; en pocas palabras, este desarrollo actuará en su vida como un sistema de prevención. Por otro lado, todos sabemos el impacto del mal manejo del estrés y de los sentimientos negativos sobre la salud; estos debilitan el sistema auto-inmune e inducen al organismo a ser más sensible ante las enfermedades.

Algunas otras ventajas de recibir una formación emocional sólida son:

  • Identificación de las manifestaciones propias y ajenas.
  • Denominación correcta de los términos asociados.
  • Desarrollo de habilidades regulatorias apropiadas; al igual que de automotivación y generación de emociones positivas.
  • Fortalecimiento del umbral de tolerancia frente a las frustraciones cotidianas.
  • Prevención del impacto nocivo de las emociones negativas sobre el organismo.
  • Adopción de una actitud mental positiva.

Trabajar la educación emocional en nuestros hijos pequeños o alumnos es vital para que disfruten de un desarrollo sano y sepan socializar. Un aprendizaje, desde la temprana edad, de los sentimientos y sus manifestaciones incidirá de forma positiva sobre todos los aspectos de su vida adulta.

Un psicólogo puede guiarle a dar los pasos necesarios para desarrollar esta labor con éxito; asimismo, trabajará con los niños en sesiones interesantes que les ayudarán a madurar esta área adecuadamente.