Qué es la mente consciente y la mente subconsciente

Mente subconsciente

Los adjetivos consciente y subconsciente son términos registrados en la teoría de Sigmund Freud, para tratar de dar explicación a ciertos procesos que se llevan a cabo en la mente del ser humano.

Hablemos de la mente consciente

En la primera tópica de Freud, se utiliza el término “consciente” para calificar un estado psíquico, o bien para señalar la ubicación de determinados procesos que forman parte del aparato psíquico.

En el terreno filosófico, el consciente se define como la facultad que tiene el ser humano para obrar y asumir las consecuencias de sus acciones; según sea su percepción de lo que es el bien y lo que es el mal.

El término consciente pretende englobar todas las vivencias de las que una persona puede dar cuenta, internalizando cada una de ellas.

Según esta definición, la mente de la persona consciente es responsable, no obra con negligencia y tampoco trata de evadir las derivaciones negativas producto de sus actos.

En lo referente al psicoanálisis, lo consciente tiene que ver más con la información que se deposita en la capa más superficial de la mente; recayendo en el  inconsciente la parte fundamental del cerebro de una persona, sobre todo en lo que se refiere al sentimiento y a la motivación.

Hay que dejar claro que en el psicoanálisis, la evaluación del individuo se centra en su conciencia, impulsos y deseos que pueda tener reprimidos para acometer una eventual terapia psicoanalítica.

Ahora bien, para Freud, el término consciente es un sinónimo de conciencia y así lo trata en sus teorías, con la excepción de lo que él llama la «conciencia moral”; que tiene que ver un poco mas con el ideal del yo y del superyó.

Características de la mente consciente

El Consciente es el aspecto de la mente humana que asume el control de todo lo referente a la racionalidad, del sentido lógico y analítico de las cosas, de lo que es abstracto y lo verbal. De hecho, está prácticamente presente en todas las tareas y experiencias que experimentamos a diario.

Está directamente involucrado en los procesos mentales que conlleva la toma de decisiones, en el acto de reflexionar, en la acción de poder elegir libremente las actividades o los actos de una persona, en el acto de establecer comparaciones y suposiciones, en la acción de razonar, analizar y sintetizar.

Con cada pensamiento que se esté estructurando en la mente consciente, se va activando de igual manera la llamada “ley de causa y efecto”. De allí la importancia de saber controlar y establecerle limites a la consciencia.

Ahora vamos a referirnos al inconsciente

En el lenguaje cotidiano, solemos utilizar el término “inconsciente” para definir el estado de la mente en el cual una persona ejecuta acciones de manera inadvertida y sin darse cuenta de ello.

En la mayoría de las ocasiones, sin que siquiera este hecho dependa de su voluntad.

Ya con una connotación un poco más peyorativa, también se puede utilizar este término para describir a una persona con tendencia a la irresponsabilidad o sumamente desconsiderada; a tal grado de llegar a extremos en que pueda realizar algún tipo de acción dañina, sin meditar sobre sus riesgos o  consecuencias.

En cuanto al psicoanálisis se refiere, el inconsciente es la base fundamental de la teoría; ya que viene a ser su centro de estudio y designa en él un nuevo escenario desconocido para la conciencia, donde existen todo un conjunto de contenidos reprimidos que el cerebro mantiene al margen de la conciencia.

Características del inconsciente

Según lo explica el psicoanálisis, el inconsciente está ubicado en lo que viene siendo la parte inferior del límite donde alcanza el territorio de lo que es el consciente.

A efectos explicativos, vendría a ser como un estado automático de la mente; donde se llevan a cabo diversos procesos que no dependen necesariamente de la voluntad.

 El inconsciente asume el control de todo lo que llamamos instinto e intuición y obra sin que nos demos cuenta de ello, a pesar de que está en un constante accionar.

A éste se atribuye la regularización de los diversos sistemas y funciones biológicas que son ajenos a la voluntad, como el sistema inmunológico, la respiración o los procesos mentales referidos a los sueños y sus implicaciones.