¿Por qué quiero tener todo siempre bajo control?

Persona que quiere tener todo bajo control

En la antigüedad, nuestra principal preocupación como seres humanos era sobrevivir. Este impulso (hacia la supervivencia) todavía existe hoy. Como resultado, la reacción de batalla o huida continúa activada cuando percibimos peligro. Esto nos da miedo, y cuando tenemos miedo tendemos a tratar de controlarnos a nosotros mismos y a los demás.

Tener todo bajo control nos aporta seguridad

Hacemos todo lo que está a nuestro alcance para eliminar esta incertidumbre y ponernos en una posición en la que podamos minimizar cualquier cosa que pueda salir mal. Esta necesidad de «controlar todo» puede hacernos sentir enojados, agotados, deprimidos o ansiosos. Como resultado, nuestras relaciones y nuestra calidad de vida se van deteriorando.

Las malas experiencias del pasado también influyen

Tal vez porque una vez perdimos el control y las consecuencias fueron tan insoportables, llegamos al punto en el que queríamos controlar todo para sentirnos seguros. Algunas personas se sienten superiores cuando hacen todo y esto las hace sentir fuertes, profesionales y seguras.

Algunos de nosotros hemos sido controlados por nuestros padres en el pasado en gran medida y, como resultado, nos hemos sentido vulnerables. Después de eso, si ahora controlamos todo lo relacionado con nuestra vida diaria, sentimos que nadie podrá volver a hacerlo con nosotros.

Después de todo, podemos tener miedo de ser abandonados, por lo que creemos que si mantenemos a los demás bajo control, nunca podrán dejarnos.

¿Por qué razón queremos controlar todo?

Por tanto, la principal razón es la seguridad. Otra razón para controlar el comportamiento radica en nuestros padres, que pueden haber estado emocionalmente inaccesibles o ausentes, por lo que no nos sentimos seguros cuando éramos niños.

Esta seguridad puede faltar y es posible que ni siquiera se nos haya dado la opción. Todo esto puede llevarnos a buscar el control de muchos aspectos de nuestra vida adulta.

Cuando venimos de situaciones como las anteriores, es extremadamente difícil desarrollar vínculos saludables y estamos apegados a todo y a todos. Estos apegos dictan cómo nos vemos a nosotros mismos, a los demás y al mundo. Pero también la forma en que manejamos nuestras emociones y comportamiento en nuestras relaciones interpersonales.

De hecho, nuestro apego está ligado a la tendencia perfeccionista. La perfección en las cosas suele ser imposible y esto dificulta la consecución de nuestros objetivos.

El perfeccionismo no es lo mismo que intentar ser el mejor. No se trata de un éxito y un crecimiento saludables. A menudo se utiliza para protegernos de la responsabilidad o la vergüenza.

¿Cómo la terapia psicológica puede ayudarnos?

Dejar las cosas fuera de control puede ser aterrador e inseguro. El proceso psicoterapéutico puede ayudarnos a comprender nuestro propio comportamiento, abordar nuestros miedos subyacentes, cambiar la perspectiva y desarrollar estrategias de afrontamiento más saludables.