Pensamientos perturbadores – ¿Cómo gestionarlos?

Persona víctima de pensamientos perturbadores

Los pensamientos perturbadores invaden la mente, nos obsesionan y causan inquietud, incomodidad e infelicidad. Veamos como vencerlos con éxito.

Los pensamientos perturbadores son aquellos que dan vuelta por nuestra mente, sin control, y nos producen ansiedad, tristeza, desolación y angustia. Cuando se presentan durante el día nos fastidian e impiden disfrutar de las circunstancias que estamos viviendo; pero, después que nos acostamos a dormir es peor, porque entonces no nos dejan conciliar el sueño, ni descansar con placidez.

Muchos los experimentan y eso no nos hace una mala persona; no obstante, es importante aprender a controlarlos.

Los psicólogos los denominan pensamientos intrusivos, debido a que aparecen de forma inesperada y suelen ser negativos; en ocasiones, causan desazón y temor. De igual manera, pueden llegar a producir arritmias, sudores fríos, temblores y otras manifestaciones físicas.

En cada persona se muestran, por lo general de un modo diferente; por ejemplo con actos violentos o sexuales. También podría tratarse de eventos traumáticos, acciones reprochables, etc. que surgen como un recuerdo del pasado o el resultado de una imaginación activa y muy fértil.

Los diversos tipos de pensamientos indeseados incluyen una preocupación excesiva por una crítica personal o a nuestro trabajo, que el jefe nos haya hecho. Asimismo, podrían provenir del arrepentimiento por una mala acción que ejecutamos; o el deseo de incurrir en un acto reprochable o inmoral.

Lo peor es que se atascan, ya sea que se trate de palabras o imágenes; así, rondan la mente una y otra vez, resultan desagradables y nos causan desasosiego e infelicidad. A veces estas ideas no vienen solas sino que generan impulsos o el deseo de hacerlos realidad.

Métodos inútiles para vencer los pensamientos perturbadores

En el pasado se utilizó la técnica de la supresión para lidiar con el pensamiento obsesivo negativo; pero, esto es inútil. De manera contradictoria se observa que, en la realidad mientras más se trata de empujarlos fuera, más fuertes se vuelven. Otros sistemas que no funcionan incluyen:

Ignorar los pensamientos indeseados

El instinto podría indicarnos que lo aconsejable es hacer caso omiso; sin embargo, tal acción no es recomendable. La consecuencia pudiera ser que el pensamiento intrusivo reapareciera con mayor fuerza y exigencia al poco tiempo; es preferible reconocerlo y analizarlo. Inclusive escribirlo junto con las circunstancias que lo generan puede resultar muy útil; en muchos casos, esto actúa como un efecto desarmador que le quita todo el poder sobre nuestra psiquis.

Someterse al estrés

Hay personas que creen que si experimentan una situación estresante, como tener mucho trabajo o poco tiempo para realizarlo, quedarán extenuados y libres de esos pensamientos indeseados. No obstante, se ha comprobado mediante estudios científicos que esta es una táctica inútil porque la presión no distrae; por el contrario, fortalece a las ideas intrusivas y perturbadoras.

¿Cómo derrotar los pensamientos perturbadores?

Según el psicólogo social Daniel Wegner (1948-203) para vencer al pensamiento obsesivo negativo es preferible recurrir a:

Distracción centrada

Si hemos cometido una equivocación que nos avergüenza y los pensamientos indeseados nos agobian debemos tratar de distraernos; por tanto, concentrémonos en algo diferente que impida que la mente divague con libertad. Podríamos, por ejemplo, escuchar nuestras canciones favoritas, ver una serie cómica en la televisión o ejecutar una tarea que nos obligue a concentrarnos en la actividad en cuestión.

Postergación del pensamiento inquietante

En lugar de suprimirlos se ha encontrado que si se les da rienda suelta durante un tiempo de inquietud, de una media hora, después podremos librarnos de ellos. Es decir, dediquemos unos 30 minutos al día para preocuparnos en privado por todo, situación económica, sentimental, política, familiar, etc. Y luego, con la mente liberada de estos pensamientos intrusivos, continuemos adelante con alivio.

Terapia paradójica

La paradoja de esta técnica se encuentra en que, no tratamos de olvidar o ignorar el pensamiento obsesivo negativo, sino que nos concentramos en él; así es factible combatir las ideas recurrentes y las conductas impulsivas. El principio aplicado aquí es la conocida terapia de exposición que se utiliza con éxito para vencer a las fobias y lograr que el miedo se desvanezca.

Aceptación

Otro criterio similar aunque quizás menos directo, consiste en aceptar ese pensamiento desagradable; puesto que, una lucha frontal sería equivalente a un enfrentamiento sobre arenas movedizas. Un estudio realizado instruía a los participantes sobre la efectividad de visualizar las ideas negativas escritas sobre pancartas que realizaban una vigorosa protesta; en lugar de discutir con ellas, ignorarlas o tratar de que desaparezcan, hay que limitarse a ver el desfile.

En conclusión, cada vez que los pensamientos perturbadores nos asalten debemos evitar echarnos a temblar o asumir otras posturas que empeoren la situación. Enfoquémoslos con las técnicas anteriormente descritas y reafirmemos nuestra valía con un análisis de los rasgos positivos y las creencias que nos caracterizan. Si su incidencia resulta abrumadora y se nos hace imposible ponerlos en control, entonces debemos buscar ayuda psicológica profesional.