Mitomanía: síntomas, causas y tratamiento de la mentira patológica

Cómo se comporta el mitómano

Aunque su nombre médico o clínico probablemente no te suene demasiado, sin duda sabrás a qué desorden u obsesión nos referimos al hablarte acerca de ella, y su relación especial con el hábito de mentir habitualmente.

Fue la psiquiatría la que trajo el nombre de mitomanía, que es el hábito de mentir constantemente. En otras palabras, la mitomanía es una tendencia a representar un personaje que hace que la persona que la sufre mienta constantemente, invente fantasías (y crea en ellas) y las simule.

¿Qué es la mitomanía?

La mitomanía es el arte de mentir, es un trastorno mental que desfigura la realidad al hacer que alguien vea las cosas de una manera muy diferente de lo que realmente son. También es conocida bajo los términos: mentira patológica, mentira compulsiva o pseudología fantástica.

La palabra mitomanía proviene del griego, y el paciente en este caso la padece por la simple razón de hacer su vida más soportable y ocultar la verdad detrás de las mentiras.

Este trastorno o problema psicológico de mentir ocurre con frecuencia en personas que sufren porque mentir puede ser útil para socializar y esconderse detrás de algunos problemas más serios, como los trastornos de personalidad.

Tipos de mitomanía

Desde un punto de vista médico, podemos distinguir dos tipos de mitomanía:

  • Mitomanía por vanidad: caracterizada por mentiras que exageran las virtudes o los hechos de la persona involucrada, tales como actos de adoración, amor e intimidad, habilidades casi deportivas …
  • Mitomanía pervertida: agresividad y la necesidad de dañar a otra persona a través de falsas acusaciones, difamación, denuncias … e incluso cartas anónimas.

¿Cuáles son las características del mitómano?

  • Miente constantemente, convirtiéndolo en un hábito.
  • Miente para manipular y atraer a las personas que lo rodean.
  • El mitómano deja de creer en su propia realidad y construye una mentira basada en la fantasía.
  • Tiende a distorsionar la realidad.
  • Puede convertirse en una persona agresiva o violenta.

Es un síntoma de otros tipos de problemas de salud mental, como los trastornos de personalidad, porque las personas necesitan afecto, y también las personas con trastorno de personalidad hipertímico.
Megalomanía, orgullo, frialdad.

Aunque muchos psicólogos ya lo consideran una enfermedad, para otros sigue siendo un trastorno mental que simplemente oculta otro tipo de deficiencia emocional, social o personal.

Al principio puede que no reconozcas a los mitómanos, pero si mantienes un diálogo constante, esta persona no dejará de mentir y será desenmascarada por sus propias mentiras. Entonces, si dudas de que alguien te esté mintiendo todo el tiempo, puede estar sufriendo este tipo de trastorno.

¿Cuáles son los síntomas?

Obviamente, uno de los principales síntomas de la persona mitómana es la tendencia a inventar constantemente «historias» y hechos que no han ocurrido o que han tenido lugar, pero que aumentan para su propio beneficio.

Incluso puedes simular una enfermedad física o mental para ser el centro de atención y aumentar tus mentiras.

¿Y las causas de la mitomanía?

  • Baja autoestima: sobre todo, las personas que no aceptan lo que son tienden a crear una realidad paralela, mucho más satisfactoria.
  • Insatisfacción: personas que necesitan admiración, cariño y amor.
  • Comportamiento ambivalente: esto crea un comportamiento que no es verdaderamente real y no se corresponde con la vida de la persona. Por ejemplo, las personas que simulan una posición social que no tienen.
  • Debilidad: muy asociada con baja o falta de autoestima, suelen ser personas que no aceptan esto.

¿Cómo se trata?

El psicólogo o psiquiatra evaluará a la persona para averiguar qué tipo de mitomaníaco es. Dado que el paciente puede no saber o incluso engañar a su terapeuta, la ayuda familiar a menudo contribuye mucho, especialmente cuando se crea un historial médico.

Sin embargo, para que el psiquiatra o psicólogo sea útil, el mitómano debe saber y estar preparado para resolver los conflictos internos que lo han llevado a ese estado. Este artículo es sólo para fines informativos. No puede y no debe reemplazar la consulta con un psicólogo.