Miedos irreales y miedos concretos que nos dominan

Niña con miedo

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Los miedos abstractos se relacionan directamente a las fobias, sin embargo, también suponen un tipo de temor en donde la persona se prepara para diferentes situaciones que no son reales ni pueden llegar a serlo, por lo que termina sugestionada con miedos irreales y consecuencias fantasiosas, lo que también está cerca de la hipocondriasis.

Una vida completamente intrépida probablemente sería una vida muy corta; los temores pueden ser molestos, pero como una especie de sistema de alarma son la garantía de que en algunas situaciones actuamos con especial precaución y, por lo tanto, nos aseguramos la supervivencia a determinados escenarios posibles.

El miedo que te golpea cuando caminas por un paso solitario de peatones en la noche es un indicador de un riesgo real, un miedo concreto, por lo que es mejor que elijas el desvío a través de una calle iluminada y concurrida. Pero los temores también pueden salirse de control y hacer tu vida muy difícil, sobre todo los miedos abstractos. Por lo tanto, debemos distinguir entre temores reales y temores más infundados.

Cuando los miedos irreales toman control sobre nosotros

Si solo prestáramos atención a nuestro entorno real y cotidiano, probablemente tendríamos solo algunos temores; rodeados de lo que no resulta familiar, generalmente podemos evaluar los pocos riesgos que existen allí. Sin embargo, a través de la televisión e Internet, la cantidad de desencadenantes potenciales de ansiedad se ha multiplicado, lo que se ve muy justificado en casos de hipocondría digital.

Al mismo tiempo, los temores provocados por el consumo de los medios suelen ser abstractos. El peligro, por ejemplo, en algunos países europeos de sufrir daños por un ataque terrorista está, en principio, presente, pero no es muy probable.

Sin embargo, la gente se preocupa y cambia su forma de vida y comportamiento como si fuera un peligro muy real. Por supuesto que no hay nada en contra de estar atentos y tomar precauciones. Pero los miedos irreales tienen la mala costumbre de querer dominarnos.

Cuanto más nos exponemos a nuestros miedos irreales, más pronto pueden conducir a problemas de salud: dormimos peor, tenemos dolor abdominal, estamos inquietos y nerviosos y tendemos a estar deprimidos.

Incluso los temores irreales pueden tener consecuencias reales y controlar nuestra vida o hacernos que tomemos rumbos equivocados por actuar con desesperación.

Por qué nos gusta cultivar los miedos irreales

Los temores irreales tienen una función de alivio: cuando los escenarios abstractos y cotidianos toman el control de nuestros pensamientos y sentimientos, nos distraen de los peligros y amenazas reales. Pero estos a menudo son caseros y están directamente relacionados con nuestra propia forma de vida.

Hacer frente a tus propios patrones de comportamiento y los riesgos asociados a nuestra vida es agotador, requiere mucho tiempo y no siempre es agradable. Así que abandonamos los miedos reales y fumamos un cigarrillo, comemos algo dulce o bebemos alcohol para relajarnos.

Pero eso es exactamente lo que estamos haciendo para respaldar un estilo de vida que hace que tengamos sobrepeso, diabetes, presión arterial alta, enfermedades cardíacas y daño hepático y renal; algo por lo que realmente deberíamos tener un miedo real si no nos cuidamos.

Cómo lidiar con los temores abstractos

Los temores son, como se mencionó al principio, un sistema de alarma vital. Sin embargo, si sobrealimentamos este sistema, se puede salir de control, y más aún cuando se trata de miedos abstractos.

Por lo tanto, es importante volver a ajustar el sistema de advertencia del cuerpo, especialmente en las circunstancias personales y muy concretas de la vida: ¿estoy sano, me muevo lo suficiente, descanso lo suficiente después del trabajo? ¿Me hago mis exámenes médicos regularmente? ¿Cómo gestiono mis emociones?

También se debe prestar atención al comportamiento adictivo personal: se sabe que la nicotina, el alcohol y otras drogas son perjudiciales para la salud. De esta manera podemos recalibrar nuestro sentido de los miedos reales, y evitar entrar en pánico por posibles desenlaces de salud que nos llenen de miedos irreales.