Madre e hijo: un vínculo que dura toda la vida

El vínculo asombroso entre una madre y sus hijos no puede ser ignorado. Los lazos fuertes entre madres e hijos conducen a relaciones mejores y más fuertes que ayudan a desarrollar la personalidad del niño.

Pero el vínculo entre una madre y su hijo es simplemente increíble, y pude durar toda la vida. Este artículo se centra en la relación madre-hijo y los aspectos increíbles de uno.

Características del vínculo eterno entre madre e hijo

Las mujeres son generalmente más inteligentes emocionalmente que los hombres y, dado que también suelen ser las principales cuidadoras de los niños, se lo transmiten a sus hijos varones.

Están más alertas y responden al bienestar emocional de sus niños pequeños y son más sensibles a sus emociones. El hijo de una madre que es emocionalmente inteligente suele seguir sus indicaciones. Él observa cómo reacciona ella ante los demás y aprende a ser paciente de ella. A medida que pasan los años, aprende a actuar como ella y desarrolla su propio sentido de inteligencia emocional.

Un amor respetuoso y digno

El vínculo madre-hijo le muestra al hijo cómo actuar cuando crezca. Él observa cómo ella reacciona y se comporta en situaciones cotidianas y aprende de ello. Él ve los problemas que ella enfrenta y aprende diferentes formas de superar las adversidades en la vida.

El hijo puede comprender mejor los tipos de problemas que enfrentan las mujeres hoy y desarrollar empatía. Ve el mundo desde el punto de vista de su madre. Esto lo lleva a ser respetuoso con los demás y llevará una vida digna.

La ciencia comprueba la fuerza del vínculo madre e hijo

Con el objetivo de comprender el vínculo tradicional e incomparable entre madre e hijo, los investigadores detrás del nuevo estudio publicado en el Journal of Social Cognitive and Affective Neuroscience utilizaron imágenes cerebrales para evaluar a los adolescentes y sus madres en las vías neuronales de la empatía. Se pidió a los participantes que hipotéticamente se pusieran en una situación angustiosa y luego imaginaran a un miembro de la familia en la misma situación.

Las madres experimentaron una «superposición de autosuperación», lo que significa que cuando imaginaban a sus hijos en situaciones angustiosas, sus cerebros mostraban reacciones que eran casi idénticas a la angustia en la que se imaginaban a sí mismas. Los resultados probaron lo que las madres han estado diciendo durante mucho tiempo: «Nunca comprenderás cuánto te amo hasta que tengas un hijo propio».

En el caso de madres narcisistas cambia este resultado

Sin embargo, se encontraron algunas excepciones. Por ejemplo, se descubrió que una madre narcisista no tenía la misma reacción. Los narcisistas tienen una dificultad extrema para percibir a los demás como personas, empatizar con ellos o sentir apego, por lo que tiene sentido que las personas que no sienten empatía no muestren las mismas vías neuronales que las que sí lo hacen. En otras palabras, imaginarse a otra persona en una situación angustiosa no les resulta especialmente molesto.

En relación con el resultado, los autores del estudio explican que la empatía que experimentan las madres mentalmente sanas por sus hijos es un deseo innato de dar sentido y responder a los sentimientos y comportamientos de sus hijos a lo largo de la vida.

Un vínculo que asegura la supervivencia

Este sesgo enfático materno tiene fundamentos evolutivos profundos a nivel neuronal para ser selectivo y protector de su propia descendencia. De modo que la empatía de las madres promueve resultados de desarrollo positivos, como la estabilidad del estado de ánimo y la reactividad regulada al estrés en el desarrollo de la juventud.

Lo que puede ser más sorprendente es que los investigadores también descubrieron que los adolescentes experimentaban empatía por sus madres, dependiendo de la solidez de sus relaciones. De hecho, cuanto más estrecho es el vínculo entre la madre y sus hijos, mayor es la capacidad de empatía de los adolescentes.