Las mejores frases de Howard Phillips Lovecraft

Las mejores frases de Howard Phillips Lovecraft

Howard Phillips Lovecraft (20 de agosto de 1890 – 15 de marzo de 1937) fue un escritor estadounidense de terror, ciencia ficción y fantasía, especialmente conocido por sus extrañas novelas. Entre sus obras representativas se encuentran «La llamada de Cthulhu», «El color que cayó del cielo«, «En las montañas de la locura«, «La sombra de Innsmouth«, etc.

Nacido en Providence, Rhode Island en 1890, era talentoso y brillante pero enfermizo. Lovecraft comenzó la creación literaria en 1914 y se convirtió en escritor profesional formal en 1924.

En 1926, creó «La llamada de Cthulhu», que creó la concepción del universo que luego se conoció como «El mito de Cthulhu». Novelas posteriores como «El color que cayó del cielo», «El horror de Dunwich», «Susurros en la noche oscura» y «En las montañas de la locura» han mejorado aún más los diversos escenarios de la mitología de Cthulhu.

En 1936, Lovecraft fue diagnosticado con cáncer de intestino. Murió el 15 de marzo de 1937 a la edad de 46 años.

Las mejores frases de Howard Phillips Lovecraft

Frases y pensamientos de Howard Phillips Lovecraft

Frases que han sido extraídas de su abultado trabajo literario, y que conforman los libros que han quedado marcados en el recuerdo de millones de lectores a nivel mundial.

¡Ojalá los dioses misericordiosos, si existen efectivamente, protejan esas horas en que ningún poder de la voluntad, ni las drogas inventadas por el ingenio del hombre, pueden mantenerme alejado del abismo del sueño!


La emoción más antigua y más intensa de la humanidad es el miedo, y el más antiguo y más intenso de los miedos es el miedo a lo desconocido.



No teníamos constancia del paso del tiempo, porque el tiempo se había convertido para nosotros en una mera ilusión.


Ningún nuevo horror puede ser más terrible que la tortura diaria de lo cotidiano.


Los horrores, creo, deberían ser originales: el uso de mitos y leyendas comunes es una influencia debilitadora.


Ni la muerte, ni la fatalidad, ni la ansiedad, pueden producir la insoportable desesperación que resulta de perder la propia identidad.



Murió porque sabía o quería saber demasiado. Es posible que me espere un fin semejante, pues yo también he aprendido mucho…


Ya no podré dormir en paz mientras recuerde el horror que espera emboscado del otro lado de la vida, en el tiempo y el espacio, y aquellas malditas criaturas que vinieron de los astros más antiguos y que sueñan en las profundidades del mar.


Los sabios interpretan los sueños, y los dioses se ríen.



Mi tiempo es breve y debo completar todo lo que pueda antes de ser llevado por la voz que siempre me llama.


Todas las cosas parecen lo que parecen sólo en virtud de los delicados instrumentos psíquicos y mentales de cada individuo.


La satisfacción de un momento es la ruina del siguiente.


Rechazo seguir las convenciones mecánicas de la literatura popular o llenar mis cuentos con personajes y situaciones comunes, pero insisto en la reproducción de impresiones y sentimientos verdaderos de la mejor manera que pueda lograrlo.