Frases y pensamientos de Ricardo Piglia

Frases de Ricardo Piglia

Ricardo Piglia fue un reconocido escritor, guionista y crítico literario argentino, nacido en Adrogué (Buenos Aires) en 1941 – 2017.

Breve biografía de Ricardo Piglia

Desarrolló la docencia como profesor de Literatura tanto en Argentina como en Estados Unidos, así como talleres privados en los que informó sus aportaciones sobre la literatura argentina. Sus obras de crítica literaria se recogen en el volumen de Crítica y ficción (1986).

La producción narrativa de Ricardo Piglia está compuesta por cuentos de algún nombre de influencia -pero con notas realistas y regionalistas- como, por ejemplo, La invasión y Nombre falso, y novelas que combinan historia e invención, como Respiración artificial (1980) y La ciudad ausente (1992), obra convertida en ópera por Gerardo Gandini. En 1997, su novela Plata quemada ganó el premio Planeta Argentina y el director Marcelo Piñeyro la llevó al cine; En 2005 el autor tuvo que indemnizar a otro escritor argentino, Gustavo Nielsen, una vez que un tribunal consideró probado «sesgo o predeterminación» del jurado del laudo a favor de Piglia.

En 2000 Ricardo Piglia presentó Prisión perpetua, obra que incluye cuatro historias. En octubre de 2001 fue galardonado con el primer premio Bartolomé March a la crítica, ensayo literario, por su modalidad de formas breves. Otro excelente ejemplo de su oficio como escritor de cuentos llegó, un año después, con un nombre falso.

Pensamientos y recortes de libros de Ricardo Piglia

«Solo en la mente de los traidores y de los viles, de los hombres como yo, pueden surgir los bellos sueños que llamamos utopías».
«Respiración artificial», Ricardo Piglia

Estoy convencido de que nunca nos sucede nada que no hayamos previsto, nada para lo que no estemos preparados. Nos han tocado malos tiempos, como a todos los hombres, y hay que aprender a vivir sin ilusiones.
«Respiración artificial», Ricardo Piglia

Ahora sobrevivo y mi sueño está tan cerca de la vigilia, que apenas si se puede llamar sueño.
«Respiración artificial», Ricardo Piglia

“Ella me habló de los mellizos, del Nene Brignone y del Gaucho Dorda y de Malito y el Chueco Bazán y yo la escuché como si me encontrara al frente de una tragedia griega. Los héroes deciden enfrentar lo imposible y resistir, y eligen la muerte como destino”.

“¿De qué sirve, joven, contar, si no es para borrar de la memoria todo lo que no sea el origen y el fin? Nada entre el origen y el fin, nada, una planicie, árida, la salina, entre él y yo, nada, la vastedad más inhóspita, entre el suicida y el sobreviviente”.
«Prisión perpetua», Ricardo Piglia

«El arte es extrañamiento: una manera nueva de mirar lo que ya vimos.»

«La velocidad del relato, la marcha, es esencial. La clave para mí es el tono, cierta música de la prosa, que hace avanzar la historia y la define. Cuando ese tono no está, no hay nada. Ahí se juega toda la diferencia entre redactar y escribir.»

«El lector adicto, el que no puede dejar de leer, y el lector insomne, el que está siempre despierto, son representaciones extremas de lo que significa leer un texto[…]. Los llamaría lectores puros; para ellos la lectura no es sólo una práctica, sino una forma de vida».

«El valor de la lectura no depende del libro en sí mismo, sino de las emociones asociadas al acto de leer.
Lo que se fija en la memoria no es el contenido del recuerdo, sino su forma. No me interesa lo que puede esconder la imagen, me interesa solo la intensidad visual que persiste en el tiempo, como una cicatriz».

«Cuando uno empieza a escribir tal vez lo primero que cambia es el modo de leer».

“No conviene pensar. Hay que tratar de que todo se deslice imperceptiblemente”.
(Los diarios de Emilio Renzi. Ricardo Piglia)

„Es fácil reconocer el alma de una mujer en su manera de marcar un libro (atenta, minuciosa, personal, provocadora), porque si uno ama a una persona, hasta las discretas señales que deja en un libro se parecen a ella. «El camino de ida«, Ricardo Piglia

La ausencia era eso. Un lugar que uno conoce y recuerda de memoria, como si fuera una foto, donde uno falta.
«La invasión», Ricardo Piglia