Estas píldoras para la menopausia pueden provocar alzhéimer

Un importante estudio científico realizado en Dinamarca y publicado en la revista médica The BMJ ha encontrado una conexión entre esta terapia hormonal y una mayor incidencia de enfermedades neurológicas.

Además de los sofocos y sudores nocturnos, la menopausia conlleva otros síntomas como osteoporosis, hinchazón abdominal, cambios de humor e insomnio.

Afortunadamente, la ciencia está avanzando rápidamente en el desarrollo de tratamientos efectivos para aliviar estos síntomas que experimentan las mujeres durante la transición de la menstruación.

En general, se recetan suplementos de estrógenos y progesterona, que suelen administrarse en forma de píldoras orales, para mitigar algunos de estos signos, especialmente los sofocos.

No obstante, estas terapias de reemplazo hormonal conllevan un mayor riesgo de accidentes cardiovasculares, como derrames cerebrales, y aumentan la probabilidad de desarrollar cáncer de mama o cáncer de endometrio.

Además, las pacientes con tumores de mama o aquellas que han sobrevivido a esta enfermedad oncológica no pueden someterse a este tipo de terapia. Ahora, un importante estudio científico realizado en Dinamarca y publicado en la revista médica The BMJ podría añadir otra devastadora consecuencia a esta lista.

El uso de la terapia hormonal sustitutiva (THS) para tratar la menopausia se ha relacionado con un mayor riesgo de demencia y enfermedad de Alzheimer. Sorprendentemente, este aumento en la tasa de demencia se ha observado tanto en las usuarias a largo plazo como en aquellas que siguieron la terapia a corto plazo.

Estos hallazgos coinciden con los resultados del ensayo clínico más amplio realizado sobre este tema, lo que lleva a los investigadores a solicitar más estudios para investigar si la asociación observada entre el uso de la terapia hormonal en la menopausia y el mayor riesgo de demencia implica una relación causal.

La THS puede incluir el uso de estrógeno solo o una combinación de estrógeno y progestágeno, en diferentes formas como parches para la piel, geles y cremas. Estudios observacionales de gran envergadura han demostrado que el uso prolongado de la THS está relacionado con el desarrollo de demencia.

Sin embargo, hasta ahora no se había investigado el efecto a corto plazo, que es la forma actualmente recomendada de tratamiento. Además, no se tenía certeza sobre el efecto de diferentes regímenes de tratamiento en el riesgo de demencia.

Evaluar la asociación entre el uso de la terapia combinada de estrógeno y progestágeno y el desarrollo de demencia

Con el fin de abordar estas lagunas de conocimiento, los investigadores en Dinamarca llevaron a cabo un estudio para evaluar la asociación entre el uso de la terapia combinada de estrógeno y progestágeno (progestágeno sintético) y el desarrollo de demencia, teniendo en cuenta el tipo de tratamiento hormonal, la duración del uso y la edad en que se utilizó.

Utilizando datos del registro nacional, se identificaron 5.589 casos de demencia y se seleccionaron 55.890 controles sin demencia, emparejados por edad, entre el periodo de 2000 a 2018.

La población de estudio incluyó a todas las mujeres danesas de entre 50 y 60 años en 2000, que no tenían antecedentes de demencia ni razones subyacentes que impidieran el uso de terapia hormonal para la menopausia. Se tuvieron en cuenta factores relevantes como la educación, los ingresos, la hipertensión, la diabetes y la enfermedad de la tiroides.

La edad promedio en el momento del diagnóstico de demencia fue de 70 años. Antes del diagnóstico, un total de 1.782 casos (32%) y 16.154 controles (29%) habían recibido terapia de estrógeno-progestágeno a partir de una edad promedio de 53 años. La duración media de uso fue de 3,8 años para los casos y 3,6 años para los controles.

Los resultados muestran un 24% en la probabilidad de desarrollar demencia


Los resultados del estudio revelan que, en comparación con aquellas que nunca habían utilizado este tratamiento, las personas que habían recibido terapia de estrógeno y progestágeno presentaban un aumento del 24% en la probabilidad de desarrollar demencia de cualquier causa y enfermedad de Alzheimer, incluso en mujeres que comenzaron el tratamiento a partir de los 55 años o en edades más tempranas.

Las tasas de demencia fueron más elevadas cuanto más prolongado fue el uso, variando desde un aumento del 21% para un año o menos de uso, hasta un 74% para más de 12 años de tratamiento.

Además, el incremento en la tasa de demencia fue similar tanto para los regímenes de tratamiento continuo (con estrógeno y progestágeno tomados diariamente) como para los cíclicos (con estrógeno diario y progestágeno tomado de 10 a 14 días al mes). No se encontró asociación entre el uso de terapia de progestágeno solo o estrógeno vaginal solo y el desarrollo de demencia.

Es importante tener en cuenta las limitaciones de este estudio

Aunque cuenta con varios puntos fuertes, las asociaciones observadas no pueden utilizarse para inferir una relación causal entre la terapia hormonal y el riesgo de demencia.

Dado que se trata de un estudio observacional, no se puede establecer una causa directa, y los investigadores no pudieron distinguir entre los diferentes tipos de demencia, como la demencia vascular, ni analizar específicamente las diferentes formas de administración del tratamiento hormonal, como los parches transdérmicos.