Disculparse con los niños es darles un gran ejemplo

Los beneficios de disculparse con los niños

La disculpa tiene gran impacto cuando es mostrada como ejemplo a los niños, sobre todo cuando se les demuestra que tras un error, por más que sea un adulto el que lo comete, es válido pedir disculpas y ponerse a la altura de los niños. 

En los últimos tiempos la dinámica familiar ha sido cambiante, por lo que los padres modernos terminan dejándole buena parte de la educación a las escuelas. No hay que olvidar que la responsabilidad de la educación no sólo pertenece a la escuela porque los padres y las madres juegan un rol fundamental en la crianza de los niños.

Esto se ha ido debilitando debido a los cambios sociales y económicos que rompen la dinámica tradicional de la familia, por lo que los cuidadores dejan a sus hijos para ocuparse de otras cosas que tienen como fin la sobrevivencia en la nueva sociedad.

Los beneficios a largo plazo de disculparse con los niños

La familia nuclear compuesta por madre, padre e hijo ha ido desvariando en todos los sectores sociales como adaptaciones a las circunstancias. Así mismo, el sistema educativo hace que los niños y jóvenes se mantengan en un contexto escolar hasta los 16 años de edad, anulando la importancia del contacto familiar en los niños y jóvenes.

Por tanto, la responsabilidad de la socialización de los niños y jóvenes debe ser compartida, tomando en cuenta la cultura, la economía y los cambios sociales del contexto particular de cada persona.

Las familias deben quitar el gran peso que le ponen a las instituciones escolares y las escuelas deberán adaptarse a una dinámica familiar más comprometida, de forma tal que pueda existir una negociación entre ambas partes desde el punto de vista educativo.

Tanto la familia y la escuela son fundamentales para aumentar el capital social de los niños y jóvenes ya que la interrelación armoniosa entre ambas instituciones es fundamental para la comunidad.

La escuela puede ser determinante para cultivar y fomentar capital social que traerá como consecuencia confianza del individuo con su entorno familiar y social, y trabajo en equipo a través de la comunidad donde se desenvuelve.

¿Qué son los valores?

Al hablar de valores, una de las cosas que inquieta es a qué se refiere ese término y cómo está determinado socialmente. Esto es un tema que ha interesado a la filosofía, específicamente a la axiología, descubriendo que ha sido objeto para filósofos y pensadores desde Platón a través del descubrimiento de la belleza.

Actualmente la belleza se ha transformado, por lo que la filosofía ha descubierto que hay que tener definidos el “valor” y el “ser” como cosas diferentes. Esto llamó la atención a la replantear el concepto, catalogando un punto de vista psicológico tomado de Nicolai Hartmann, afirmando que los valores son una esencia.

Los valores sostienen la sociedad

Si se logra integrar lo que cada uno de los pensadores postula se puede llegar a concluir que los valores deben tener una base de existencia, no son etéreos ni forman parte de ideales, llevando consigo cualidades que hacer que adquieran, como la misma palabra lo indica, un valor. Los valores pueden tener una connotación positiva y otra negativa sin alguna jerarquía particular.

Los valores entonces se pueden definir como la esencia de la sociedad, donde la misma pone en consenso cuales son; a su vez ellos de dan contenido a la cultura imponiendo implícitamente comportamientos apropiados.

Esto se han transformado por la globalización y el uso de las nuevas tecnologías, convirtiéndose la sociedad más individual. Sin embargo, es una metamorfosis de valores, sólo que corresponden a una generación diferente.

Papel de la tecnología en la transformación de valores

Esto no lleva a decir que los valores son adaptativos y que su coexistencia es quebradiza ante los cambios.

Sin embargo, no sólo los valores son transformados por las dinámicas sociales, ya que las dinámicas de hogar juegan un papel fundamental en este. Esto quiere decir que los niños y jóvenes aprenden valores en la familia y en la escuela, sin la búsqueda de más opciones a pesar de que tengan acceso a ello.

Particularmente, la generación denominada “millenials” o generación milenaria (aquellos que actualmente tienen entre 15 y 36 años de edad) tiene como valores fundamentales el respeto y la tolerancia que llevan hacia la libertad, el autocontrol y la igualdad para evitar conflictos y no romper con la integridad del otro.

Al respeto, un estudio realizado en México (específicamente a estudiantes universitarios del Estado de Nuevo León considerando la Universidad Pedagógica Nacional y la Universidad Politécnica de Apodaca) identificó la tolerancia y el respeto como los valores que más practican la generación milenaria, en contraste con que a ellos mismos piensan que la sociedad carece de dichos valores.

La generación milenaria, y la generación que les sigue (llamada la Generación Y), aparentan ser más tolerantes y respetuosos con temas de diversidad y libertad individual. Esta tolerancia muchas veces puede ser interpretada como indiferencia a lo que hagan las personas y los valores que permean en la sociedad.

Por otra parte, no sólo la globalización afecta el comportamiento de esta generación, sino aquellos que ven televisión y utilizan las redes sociales continuamente, tergiversando el mundo ficticio con el real.

Es por ello que la globalización y los medios de comunicación también deberán servir de puente para la nueva generación de valores que está por venir, tomando en cuenta los cambios estructurales e ideológico a los que estamos sumergidos y estamos viviendo tan rápidamente.

Los niños y el perdón

Para desarrollar el perdón de los niños es fundamental, primero y principal, que los padres se involucren activamente en la educación y la construcción de valores en ellos.

Estos los ayudará a tener más confianza en sí mismos y ser más cooperativos con el otro. Sin embargo, la crianza irá acompañada de sermones y amenazas como conductas heredadas que forman parte de la formación de niños a pesar de que las consecuencias negativas que acarrea en ellos y han sido demostradas.

Esto quiere decir que no hay una negación de nuestra crianza con la crianza de las demás generaciones, ya que vamos adaptando lo aprendido con las nuevas dinámicas sociales.

Ciertamente hay formas alternativas de crianza, pero no hay que dejar que, por respeto, tolerancia y libertad, los jóvenes y los niños se introduzcan en el mundo de las drogas ya que afectará su salud corporal.

Como familiares involucrados en la educación habrá que indagar sobre el grupo de amigos con el que se desenvuelven y si ellos son capaces de respetar la vida ajena, la suya propia y su sexualidad.

Disculparse con los niños enseña un valor fundamental de convivencia

Fomentar la buena formación es no sólo beneficioso para la casa sino también para el entorno del niño, ya que ayudará al aporte de valores positivos. La buena formación familiar sirve como un preventor social de trastornos alimenticios, enfermedades y reducción de poblaciones vulnerables; también es cooperante para vivir en una sociedad armoniosa.

El buen trabajo familiar no sólo está en la formación de valores y fomento del perdón, también está en el diálogo constante y el involucrarse con los niños, para que ellos se preocupen por ellos mismos y por el bien de otros. Cada preocupación y cada apropiación de la crianza es fundamental para la educación de los niños.

Las disculpas ayudan a colocarnos en el lugar de la otra persona cuando uno hizo un daño sin intención. Sin embargo, pedir disculpas no es lo mismo que pedir perdón y que lo último se refiere cuando dañamos a alguien de tal manera que no mostramos un arrepentimiento sincero por nuestras acciones más allá de colocarnos en el lugar del otro.

Sin embargo, esta distinción es diferente según la cultura. En ocasiones debe ser necesario pedir perdón bajo un contexto determinado por los dictámenes de la cultura en los que se rigen. Esto también nos llama a la flexibilidad que debemos tener con los demás.

A modo de reflexión

Es común que entre las relaciones interpersonales existan problemas en cómo pedir perdón y cuando hacerlo, cuestionar cuál es la manera correcta para poder sobrellevar una buena relación con nuestro alrededor sin rayar la indiferencia ni volvernos intolerantes.

Como ya se sabe, muchas veces ese perdón no es suficiente para la otra persona, lo que nos lleva a un conflicto interno por el no cumplimiento de expectativas.

Como partícipes de una sociedad llena de transformaciones hay que adaptarnos a las nuevas tecnologías y a los nuevos cambios, con la versatilidad que conllevan los valores para una buena educación.

La tolerancia y el respeto son cruciales, pero hay que tener cuidado cuando se comienza a ser indiferente ante situaciones que ponen en riesgo a toda la generación. Esto comienza con la colaboración de cada uno de nosotros y el respeto hacia el otro, inculcando a los más pequeños que está bien no estar de acuerdo y expresarlo con la humildad suficiente para no dañar al otro.

A pesar de que a veces los daños se hacen inevitables, hay que buscar criar y educar con toda la humildad posible para decir “lo siento, me equivoque”, como también hay que dejar el ego a un lado y aceptar que la otra persona nos dañó.

Estos son valores aprendidos sólo de manera vivencial y es algo que la globalización y las nuevas tecnologías no nos los darán porque nos desconectan de nuestro alrededor para conectarnos con nuestra individualidad y el mundo ficticio creado a través de los dispositivos.