¿Por qué procrastinamos y qué consecuencias tiene para nuestra salud mental?
La procrastinación es el hábito de posponer o retrasar las actividades que debemos o queremos hacer, ya sea por falta de interés, motivación, organización o confianza en nosotros mismos.
Todos hemos procrastinado alguna vez en nuestra vida, pero cuando se convierte en un comportamiento frecuente y persistente, puede afectar negativamente a nuestra salud mental.
Según la médica psiquiátrica infantil y forense Maria Elvira Reyes, la procrastinación no es una enfermedad en sí misma, pero puede ser un síntoma de patologías como la depresión, la ansiedad, el déficit de atención con hiperactividad, entre otras.
Estas condiciones pueden dificultar el inicio, el desarrollo y la finalización de las tareas que nos proponemos, generando sentimientos de frustración, culpa, baja autoestima e inseguridad.
Además, la procrastinación puede tener un impacto negativo en nuestro rendimiento académico, laboral y personal, ya que al dejar todo para el último momento o para después, podemos comprometer la calidad de nuestro trabajo, perder oportunidades de crecimiento y deteriorar nuestras relaciones afectivas.
Diferentes tipos de procrastinadores
Existen diferentes tipos de procrastinadores, según las razones por las que aplazan sus actividades. Algunos de ellos son:
- Perfeccionistas: El ser obsesivos por hacer las cosas bien los obliga a revisar una y otra vez sin avanzar. También pueden sentir miedo al fracaso o al rechazo y preferir no hacer nada antes que hacerlo mal.
- Abrumados: Se les dificulta iniciar una tarea porque no saben planear las actividades. Se sienten sobrecargados por la cantidad o la complejidad de lo que tienen que hacer y no saben por dónde empezar.
- Impostores: Tienen la sensación de no estar a la altura. Se comparan constantemente con los demás y creen que no tienen las habilidades o los conocimientos suficientes para realizar una tarea. Suelen subestimar sus capacidades y sobreestimar las dificultades.
- Desmotivados: No les gusta lo que hacen por eso no hacen mayor esfuerzo. No tienen una meta clara ni un propósito que les dé sentido a sus acciones. Se dejan llevar por el aburrimiento o la apatía y buscan distracciones más placenteras.
Para superar la procrastinación es importante identificar a qué tipo pertenecemos y qué áreas de nuestra vida debemos fortalecer. Algunas estrategias que pueden ayudarnos son:
- Establecer objetivos claros, realistas y medibles. Es decir, definir qué queremos lograr, cómo lo vamos a hacer, en cuánto tiempo y con qué criterios de evaluación.
- Dividir las tareas en sub-tareas más pequeñas y sencillas. De esta manera podemos reducir la sensación de abrumamiento y aumentar la confianza en nosotros mismos al ver los avances que vamos logrando.
- Priorizar las actividades según su importancia y urgencia. Es conveniente hacer primero lo más relevante y difícil y dejar para después lo menos significativo y fácil. Así evitamos caer en la trampa de ocuparnos de cosas triviales mientras postergamos lo esencial.
- Establecer un horario y un lugar adecuados para trabajar. Debemos asignar un tiempo específico para cada tarea y respetarlo. También debemos elegir un espacio cómodo, ordenado y libre de distracciones que nos permita concentrarnos mejor.
- Buscar apoyo y retroalimentación. Podemos contar con la ayuda de familiares, amigos o profesionales que nos orienten, nos motiven y nos reconozcan nuestros logros. También podemos solicitar feedback constructivo que nos ayude a mejorar nuestro desempeño.
- Premiarnos por nuestros esfuerzos. Es importante reconocer nuestro trabajo y celebrar nuestros logros, por pequeños que sean. Podemos darnos algún incentivo o compensación.
Conclusiones finales
La procrastinación crónica puede ser un síntoma de trastornos de salud mental subyacentes, como la depresión, la ansiedad o el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH).
Postergar constantemente tareas y responsabilidades puede ser una señal de que se requiere atención profesional para abordar estos problemas y mejorar la calidad de vida.
Deja un comentario