El trastorno facticio es un tipo de trastorno mental, caracterizado por la presentación de una sintomatología generada por el mismo paciente; que tiene como objetivo recibir algún tipo de atención médica y adoptar el papel de enfermo. En nuestros días, viene a ser equiparado con el sÍndrome de Mauchansen.
En este trastorno la persona produce de manera deliberada una serie de síntomas de carácter físico o psicológico, que suelen ser inventados y en los casos más graves; puede llegar al extremo de producirse heridas auto infringidas o a la exageración de alguna dolencia preexistente.
Diagnóstico del trastorno facticio
Para que el trastorno sea diagnosticado como tal, la persona que lo padece debe estar asumiendo a plenitud su rol de enfermo; además de comprobarse que no existe ningún tipo de incentivo externo (algún interés del tipo monetario, por ejemplo) que justifiquen los síntomas.
Ahora bien, para llegar al diagnóstico adecuado, en ocasiones es necesaria una observación directa del paciente para hacer una evaluación objetiva; mediante el estudio de su lenguaje corporal, su historial médico o el descarte de otras posibles causas.
Sin embargo, no deja de ser controvertido, ya que es muy difícil descartar en un 100%; sobre todo en los casos en que los síntomas son más psicológicos que físicos, que el paciente en realidad presente la sintomatología que señala.
Factores clínicos para el diagnostico
Por su misma definición, el diagnóstico en una persona del trastorno facticio siempre lleva implícito algún grado de psicopatología (definitivamente, hay un problema a nivel de la mente en la persona).
Debe estar claro que aunque existan síntomas facticios, no debe excluirse tajantemente que además pueda existir una sintomatología física o psicológica verdadera.
Según lo establecido en “El Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-IV)”, los criterios para que el terapeuta haga un diagnóstico correcto del padecimiento son los siguientes:
- Fingir o generar intencionalmente signos o síntomas físicos o psicológicos de alguna dolencia.
- El objetivo de la persona es asumir el rol de enfermo.
- La inexistencia de algún tipo de incentivo que justifique la conducta, como sucede en los casos donde se comprueba que hay una simulación.
El trastorno facticio y la simulación
En el trastorno facticio, la intención del paciente que finge los síntomas es buscar atención y para ello asume su rol de enfermo; sin otra intención adicional o búsqueda de algún tipo de beneficio.
Esto marca una diferencia sustancial con los actos de simulación. En esta, la persona igualmente genera síntomas intencionalmente; pero con un objetivo pre establecido.
En estos casos, la persona simuladora podría generar una falsa sintomatología para evadir algún tipo de responsabilidad, postergar el cumplimiento de alguna obligación o simplemente evadir una situación de compromiso.
Por el contrario, en un caso real de trastorno facticio, el paciente siente la necesidad de presentarse como enfermo.
Clasificación de los tipos de trastornos facticios
En el “El Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-IV)”, se establece que el trastorno facticio puede clasificarse de la siguiente manera:
- Trastornos facticios donde predominan los signos y síntomas psicológico.
- Trastornos facticios donde predominan los signos y síntomas de carácter físicos.
- Trastornos facticios con signos y síntomas tanto psicológicos como físicos, sin que predomine uno sobre el otro.
Características de las personas que padecen de trastorno facticio:
1. Quienes padecen este trastorno generalmente exponen sus dolencias de manera dramática y exagerada. Sin embargo, cuando de les ahonda en detalles, sus respuestas se tornan vagas y sin consistencia.
2. Los sujetos presentan una tendencia a mentir que no pueden controlar, ya que tienen un carácter patológico, y es precisamente eso lo que suele llamar la atención de la persona que lleva a cabo la entrevista.
3. Con frecuencia, el sujeto tiene conocimientos de la jerga médica asociada a su supuesta dolencia y al comprobársele que esta no existe; comienza a quejarse de otros problemas.
4. Suelen ser objeto de diversos estudios y hasta de intervenciones quirúrgicas que no lo ameritan, siendo muy poco visitados cuando tal hecho acontece.
5. Cuando se les evidencia que están fingiendo, suelen negar todo y abandonan súbitamente el hospital; dirigiéndose a otro centro de atención, aún en contra de la prescripción médica.
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