¿Qué dirías que hace que una película sea más navideña que las otras? Creer en el espíritu de la Navidad. Si la película logra convencer incluso a los más escépticos de que Papá Noel no es solo esta figura con traje, sino la fe que existe dentro de cada uno de nosotros, seamos jóvenes o mayores, eso automáticamente la hace un poco más navideña que las demás, y sobre todo, la hace perdurar en el público.
Milagro en la calle 34
Tanto la versión de 1947 como la de 1994 de la película hacen exactamente eso. No te convencen de que el hombre que dice ser Papá Noel sea en realidad él, sino que todos llevamos dentro la fe y somos capaces de ver a veces con los ojos del alma, la imaginación, la voluntad y no la razón.
En esta película demuestra que si un hombre solo hace el bien y trae alegría al mundo, puede pretender ser el único Papá Noel. Porque su único delito fue dar esperanza, alegría y fe a algunas personas. ¿Y qué si no lo es? Cada uno piensa lo que quiere. Sobre todo porque algo lo hace sonreír.
¿De qué trata?
Miracle on 34th Street cuenta la historia de una niña cuya madre se niega a jugar con el mito de Santa Claus y solo le cuenta a su hija «los hechos reales«. Sin embargo, aparece una persona amable y gentil, que dice ser el mismísimo Papá Noel, pero algunos intentan encerrarlo en una institución mental y el caso llega a los tribunales.
La lección de esta película es que los milagros suceden todos los días si abrimos nuestro corazón a las posibilidades.
Cualquiera que sea la película de las dos que elijas ver, te compensará y reafirmará la creencia que Charles Dickens ofreció al mundo por primera vez: la Navidad es la única época del año en la que casi todas las personas mejoran un poco. No mejores en alguna capacidad, pero mejores como personas y, sobre todo, como seres humanos que buscan estar juntos y en paz.
Quizá por eso, el clásico “Milagro en la calle 34” es un poco más navideña que las demás. Su magia está dentro de nosotros y no en algún lugar del cielo.
