Cómo saber si realmente estás reclamando lo que mereces

Persona mostrando asertividad y haciéndose respetar

Es extremadamente difícil para muchas personas reclamar sus derechos o expresar abierta y honestamente sus sentimientos y deseos, lo que resulta en relaciones personales, profesionales y sociales problemáticas.

Las personas que nunca reaccionan ante ninguna injusticia y simplemente «ponen la otra mejilla», se convierten en objeto de explotación y blanco fácil de acoso. Entonces ¿La clave de estas actitudes es la asertividad?

¿Qué es la asertividad?

Ser asertivo significa que uno puede defender sus derechos, expresar sus puntos de vista y deseos de manera directa y honesta, sin, sin embargo, violar los respectivos derechos de los demás, porque la asertividad se basa en el respeto mutuo. Si las personas se comunican de forma pasiva agresiva, envían mensajes equivocados con consecuencias negativas.

Comportamiento pasivo

Si tu comportamiento es pasivo, si nunca reaccionas para evitar conflictos, estás enviando el mensaje a tu entorno de que tus deseos y sentimientos no son importantes, por lo que serán ignorados.

Por ejemplo, cuando asumes demasiadas tareas en el trabajo en relación con otros compañeros de trabajo para mantener la paz laboral, estás poniendo en peligro tu propio equilibrio mental o posiblemente tus relaciones interpersonales cercanas.

Las consecuencias negativas del comportamiento pasivo son ansiedad, sentimientos de amargura, resentimiento, sentimientos de victimización, pero también ira.

Comportamiento agresivo

La persona agresiva busca imponer sus puntos de vista ignorando los derechos de los demás, a menudo tratando de intimidarlos, humillarlos o incluso amenazarlos. La agresión socava la confianza y el respeto mutuo. Las personas agresivas crean sentimientos de insatisfacción y quienes los rodean los evitan.

¿Qué causa la falta de asertividad?

Pueden existir diversas causas detrás de la falta de la asertividad, entre ellas podemos encontrar las siguientes.

Baja autoestima

Las personas con baja autoestima tienen un comportamiento pasivo, por lo que son explotadas y se sienten humilladas. No reclaman sus derechos porque creen que no merecen el respeto de los demás y que son inadecuados.

Experiencias de la infancia

Muchos niños no han aprendido a ser asertivos tanto de su familia como de su entorno escolar. Se les enseñó que no debían defenderse cuando se les hacía daño, que no debían discutir para convertirse en adultos pasivos.

Padres autoritarios

Los niños que crecieron en un entorno familiar estricto, en donde la obediencia era primordial, no han aprendido a reclamar.

La asertividad tiene beneficios

Una persona asertiva encontrará la forma de reclamar lo que vale y recibir lo que cree merecer y también tratará de no sobrepasar sus límites para no socavar los derechos de su prójimo.

1. Menos preocupación y ansiedad

Si controlas tus miedos e inseguridades y expresas tus necesidades y deseos a quienes te rodean, tu estrés se reduce significativamente, porque encontrarás que las reacciones de otras personas no son tan terribles como esperabas.

2. Mayor euforia y satisfacción

Si logras reclamar tus metas y sueños, te sientes más capaz y efectivo, tu deseo de creatividad se fortalece y por lo tanto tu estado de ánimo se eleva.

3. Mayor autoestima

Al aprender a hacer valer tus deseos, obtienes el control de tu vida, ganas el respeto de quienes te rodean y te das cuenta de tu verdadero valor.

4. Relaciones interpersonales más saludables

Cuando las personas expresan sus necesidades y deseos con honestidad y sin miedo, seguramente se acercarán más. Los comportamientos pasivos o agresivos nunca mejoran, por el contrario, destruyen cualquier relación que exista.

¿Cómo mejorar tu asertividad?

Ten en cuenta que el comportamiento asertivo no es un mal comportamiento. Muchas veces puedes molestar a algunas personas en tu intento de defender tus necesidades.

Siempre habrá personas que juzgarán negativamente tu comportamiento, lo importante es conocer tus derechos y reclamarlos con respeto a los derechos de los demás. Este es un comportamiento correcto y saludable.

Identificar el comportamiento injusto es el primer paso, pero lo más importante es poder afrontarlo. Por lo tanto, es necesario establecer nuestros propios límites personales.

Por ejemplo, si alguien se aprovecha de tu tiempo y constantemente te pide que hagas cosas por él, debes negarte estableciendo tus propias reglas. No tengas miedo de chocar.

Muchas veces piensas que si expresas tus necesidades, darás lugar a intensas disputas con malas consecuencias. Esta, sin embargo, no es la regla, porque en cuanto los demás se dan cuenta de que estás defendiendo tus derechos con argumentos razonables, se rinden y dejan de ser opresivos.

Trata de actuar con confianza, incluso si no lo sientes

A veces puedes sentirte inseguro y ansioso por una situación difícil con la que tienes que lidiar. Mantén tu cuerpo erguido, recto, mira a los demás a los ojos y habla de manera tranquila, directa y clara.

Expresa tu opinión y sentimientos con estabilidad. Nadie te protegerá si no te proteges a ti mismo. Porque la gente que nos rodea suele comportarse como nosotros les permitimos hacerlo, reclamas en tu entorno social, laboral, pero también familiar el espacio que realmente te mereces.