Cómo enseñar a tu hijo a lidiar con la frustración

Enseñando a un niño a lidiar con la frustración

Los niños y adolescentes pueden pasar por etapas en las que se sienten heridos y aludidos, están sensibles a las críticas y pueden caer fácilmente en las desilusiones, por ello la importancia de enseñarle a los menores a lidiar con la frustración y el desanimo. 

Hablar de frustración es hacer alusión a ese sentimiento, por lo general de naturaleza negativa, que surge como consecuencia de no obtener aquello que se desea o anhela en algún momento específico.

Ante la imposibilidad de conseguir aquello que el individuo se ha planteado obtener o que se ha propuesto lograr, surge la desilusión acompañada de otras sensaciones de naturaleza negativa que perturban al individuo y lo llevan a experimentar malestar emocional de forma pasajera.

¿En qué consiste la Frustración?

La frustración es la manera en la que las personas reaccionan frente a las adversidades que se le puedan presentar que conducen a que sus planes u objetivos no se concreten tal como lo habían imaginado.

Es una respuesta de carácter negativo a nivel emocional como consecuencia de un estímulo que no cumple con las expectativas que se tenían acerca de una circunstancia en particular.

Cabe destacar que, a pesar de que la frustración por constituir un obstáculo entre lo que se quiere y lo que se obtiene realmente genera emociones negativas en los individuos como ira, tristeza, miedo, entre otras, cada cual escogerá cómo actuar en determinada situación.

Sin embargo, algunos individuos adquieren la capacidad de asumir los reveses que se le puedan presentar, no como un episodio con matices estrictamente negativos sino como una oportunidad para seguir trabajando en torno a lo que se quiere lograr.

¿Cómo enseñar a tu hijo a lidiar con la frustración?

Para los padres no siempre es una tarea sencilla enseñar a sus hijos a aceptar la frustración como una parte de la vida ya que de manera instintiva tratarán de evitarles a toda costa cualquier sufrimiento que la vida les pueda presentar.

Muchas personas suelen trabajar muy duro antes de ser padres con la finalidad de darles a sus hijos todo aquello a lo que quizás no tuvieron acceso durante su propia infancia.

Éstas son metas que algunos padres se plantean en lo que concierne a lo material, por ejemplo, pero también lo asocian con lo emocional. Es común escuchar a un adulto que creció en medio de un ambiente estricto u hostil actuar de manera completamente opuesta y ser extremadamente permisivo con su pequeño hijo, lo cual incide en que el niño tenga poco o nulo contacto con la frustración.

Cualquier medida que un padre tome para asegurar la felicidad de su pequeño, que incluya como práctica esquivar una situación distinta a la que se prevé, extinguirá la posibilidad de enseñar al infante a lidiar de manera sana con la frustración.

Son varios los aspectos que se deben tomar en consideración para enseñar a los más pequeños a tolerar esos sentimientos que surgen cuando lo que más se desea no puede ser obtenido:

1. No cumplirle todas sus demandas

Si un niño es criado en medio de un hogar en el que recibe continuamente todo lo que quiere y nunca recibe un no como respuesta, no aprenderá a convivir con la sensación de desilusión producida por la frustración.

Para ayudarle a crecer en este sentido se puede iniciar con negarle pequeñas cosas que solicite, haciendo caso omiso de los comportamientos adversos que pueda manifestar. Es bastante útil crear escenarios debidamente planificados a modo de entrenamiento, en los que obtenga una negativa de aquello que desea.

2. Mantener una postura firme

Es ideal que los padres mantengan una actitud firme e inquebrantable ante la posible presencia de un arrebato de ira por parte del niño al momento de no obtener lo que anhela.

En ciertas ocasiones, la tendencia es a otorgarle aquello que reclama con todas sus fuerzas con la finalidad de calmarle, conducta que para muchos adultos está íntimamente relacionada con librarle del sufrimiento. El resultado que se obtendrá cediendo a sus demandas será el reforzamiento de la conducta negativa, así como de la incapacidad para aceptar el sentimiento que surge como producto de no conseguir lo que se quiere.

Por ende, los padres no deben ceder en ninguna circunstancia cuando el niño solicite las cosas de mala manera, o mostrando una actitud negativa ya que con esto no se le estará evitando el sufrimiento, por el contrario, es una forma de descalificarle, partiendo desde la posición de que no soportará ningún tipo de dolor.

3. Enseñarle a través del ejemplo

No hay enseñanza más efectiva que la que proviene del ejemplo en la que el adulto, en diversas situaciones, al enfrentarse a episodios cuando los resultados no se asocien con lo esperado, asuma esta realidad con una actitud positiva y proceda a explicárselo al niño, mostrándole cómo se reacciona y se puede lidiar con la frustración.

4. Enseñarle que en todo momento no se obtiene lo que se quiere

No se trata de crearle una visión negativa del mundo, es instruirle en el sentido de que, en realidad, en muchas ocasiones se consigue lo que se desea de forma inmediata, pero en otras no, bien sea porque es imposible o debido a que se deba trabajar en ello para obtenerlo. Esto le enseñará como lidiar con su propia frustración.

En este punto, es importante inculcarles el valor del trabajo, hablarle de que hay cosas que se obtienen a través del esfuerzo continuo, trabajo, constancia y disciplina. Se recomienda, de acuerdo con su edad y capacidades, comenzar por asignarle pequeñas tareas para así posibilitarle el aprendizaje de la responsabilidad como valor.

5. Ayudarle con la identificación y manejo de sus emociones

Es de suma importancia que el niño aprenda que sentirá diversas sensaciones, unas resultarán agradables y fáciles de sobrellevar, como la alegría y la plenitud, sin embargo, cada tanto podrá experimentar otras que le provocarán llanto o ira, las cuales le llevarán a sentirse con una incomodidad a nivel emocional.

Debe saber que sentirse triste y llorar no es del todo malo, ya que es parte de la vida. También es útil darle a conocer que en cuanto se sienta molesto debe buscar la forma de expresarse de forma sana, sin agredir a otros o a sí mismo.

Es ideal darle herramientas para que comunique sus emociones y aprenda a relajarse por medio de la respiración, el ejercicio, los dibujos o cualquier otra opción. No saber lidiar con la frustración puede tener muchas repercusiones en el desarrollo del niño y también en su interacción con los demás.

1 comentario

  • Hola, he leído algunos de sus textos y me parecen muy enriquecedores, ojalá pudiéramos replicarlo y compartirlos con la mayor gente posible.