¿Cómo afecta Halloween a la psique de los niños? Esto dice el psicólogo

Halloween, con sus máscaras espeluznantes, dulces por montones y atmósfera cargada de misterio, es una festividad que despierta una amplia gama de emociones en los niños.

Mientras que algunos esperan con ansias la oportunidad de vestirse y salir a pedir golosinas, otros pueden sentirse abrumados o asustados por todo lo que implica la celebración. A lo largo de los años, psicólogos y expertos en desarrollo infantil han explorado cómo esta festividad puede afectar la psique de los niños.

El papel del miedo

El miedo es una reacción natural y protectora que todos experimentamos en diferentes grados y en diferentes momentos. Durante Halloween, el miedo puede manifestarse de diversas maneras en los niños.

Puede ser la trepidación ante una casa decorada de forma particularmente espeluznante o el sobresalto ante un disfraz inesperadamente aterrador. Sin embargo, este tipo de miedo, cuando es temporal y controlable, puede ser beneficioso.

Experimentar el miedo en un entorno seguro, como durante la celebración de Halloween, puede ayudar a los niños a enfrentar y superar sus temores en un contexto controlado. Esto se asemeja al concepto de los juegos de «hacer de cuenta», donde los niños enfrentan y manejan emociones fuertes en un entorno ficticio, lo que les permite desarrollar habilidades de afrontamiento en la vida real.

El valor del disfraz

Vestirse y asumir el papel de otro personaje es una actividad profundamente enriquecedora para la psique infantil. No solo es divertido, sino que también permite a los niños explorar diferentes aspectos de su personalidad y comprender mejor sus propios límites y capacidades.

Al elegir un disfraz, ya sea de superhéroe, princesa, monstruo o cualquier otra cosa, los niños están expresando partes de su identidad, sus deseos y sus aspiraciones. Es una forma de autoexpresión que puede fomentar la autoestima y la autocomprensión.

El lado oscuro: Cuando el miedo se vuelve abrumador

Aunque muchos niños disfrutan de la atmósfera espeluznante de Halloween, para otros, puede ser demasiado. Las historias de terror, las películas y las decoraciones pueden desencadenar ansiedades y miedos profundos. En estos casos, es esencial que los padres y cuidadores estén atentos a las señales de angustia y sepan cuándo intervenir.

El miedo persistente o las pesadillas recurrentes después de Halloween pueden indicar que un niño ha sido particularmente afectado por algo que experimentó. Es crucial que los adultos reconozcan y validen estos sentimientos, brindando el apoyo y el consuelo necesarios.

Socialización y desarrollo de habilidades sociales

Halloween es también un momento de interacción social. Los niños salen en grupos, practican el ritual de «dulce o travesura», interactúan con adultos y otros niños, y aprenden normas sociales específicas, como decir «gracias» al recibir dulces o cómo hacer cumplidos sobre disfraces.

Esta interacción puede ser fundamental para el desarrollo de habilidades sociales. Aprender a esperar su turno, a compartir y a interactuar en un entorno desconocido son lecciones valiosas que pueden adquirirse durante la celebración.

La relación con lo desconocido

Halloween, con su énfasis en lo sobrenatural, lo místico y lo desconocido, también permite a los niños explorar y comprender el concepto de la muerte. En muchas culturas, el tema de la muerte es tabú o se maneja con precaución alrededor de los niños.

Sin embargo, al enfrentarse a esqueletos, fantasmas y otras representaciones de lo «desconocido», los niños pueden comenzar a procesar y entender estos conceptos en términos que les sean comprensibles.

Conclusión

La celebración de Halloween, como muchas otras festividades, tiene un impacto profundo en la psique de los niños. Desde enfrentar y superar miedos hasta explorar diferentes facetas de su identidad a través de disfraces, Halloween ofrece múltiples oportunidades para el crecimiento y el desarrollo psicológico.

Sin embargo, también es esencial reconocer que cada niño es único. Mientras algunos pueden sumergirse de lleno en las festividades sin ningún problema, otros pueden necesitar apoyo adicional para procesar y manejar sus emociones. Como siempre, la clave está en la empatía, el entendimiento y el reconocimiento de las necesidades individuales de cada niño.