7 indicadores de que desarrollaste la habilidad de inhibir tus emociones en la infancia

¿Alguna vez te has sentido incapaz de expresar lo que sientes? ¿Te cuesta identificar y gestionar tus emociones? ¿Te consideras una persona fría, distante o indiferente? Si la respuesta es sí, es posible que hayas desarrollado la habilidad de inhibir tus emociones en la infancia.

La inhibición emocional es un mecanismo de defensa que consiste en reprimir o negar las emociones que se consideran negativas, amenazantes o inapropiadas. Es una forma de protegerse del dolor, el miedo, la culpa o la vergüenza que pueden provocar ciertas situaciones o personas.

Sin embargo, esta habilidad tiene un precio. La inhibición emocional puede afectar negativamente a la salud física y mental, al bienestar personal y a las relaciones interpersonales. Además, puede impedir el desarrollo de una autoestima sana y una identidad propia.

¿Cómo se origina la inhibición emocional?

La inhibición emocional suele tener su origen en la infancia, cuando el niño o la niña aprende que sus emociones no son válidas, aceptadas o atendidas por sus figuras de referencia. Esto puede ocurrir por diferentes motivos, como:

  1. La falta de afecto, atención o comprensión por parte de los padres o cuidadores.
  2. El abuso físico, psicológico o sexual por parte de algún familiar o persona cercana.
  3. El rechazo, la crítica o el castigo excesivo por parte de los adultos o los iguales.
  4. El estrés, la ansiedad o la depresión de los padres o cuidadores.
  5. La exposición a situaciones traumáticas, violentas o conflictivas en el hogar o el entorno.
  6. La imposición de normas, valores o creencias rígidas o restrictivas sobre las emociones.

Estos factores pueden hacer que el niño o la niña interiorice el mensaje de que sus emociones son malas, peligrosas o inútiles, y que lo mejor es ocultarlas, ignorarlas o suprimirlas.

Así, el niño o la niña se desconecta de sus emociones y se adapta a las expectativas y demandas de su entorno.

¿Cómo se manifiesta la inhibición emocional?

La inhibición emocional puede manifestarse de diferentes formas en la vida adulta. Algunos indicadores de que desarrollaste esta habilidad en la infancia son:

  1. Te cuesta reconocer y nombrar tus emociones. No sabes lo que sientes en cada momento ni por qué lo sientes. Te resulta difícil diferenciar entre emociones similares, como la tristeza y la rabia, o la alegría y el amor.
  2. Te cuesta expresar y compartir tus emociones. Te guardas lo que sientes para ti mismo o misma y evitas hablar de ello con los demás. Te da vergüenza o miedo mostrar tus emociones, sobre todo las negativas, porque piensas que te hacen débil, vulnerable o dependiente.
  3. Te cuesta regular tus emociones. No sabes cómo manejar tus emociones de forma adecuada y saludable. A veces las reprimes hasta que explotas, y otras veces las minimizas hasta que desaparecen. No encuentras un equilibrio entre sentir demasiado y no sentir nada.
  4. Te cuesta empatizar con las emociones de los demás. No eres capaz de ponerte en el lugar de los demás ni de comprender lo que sienten. Te muestras indiferente, frío o crítico ante las emociones ajenas, especialmente si son diferentes a las tuyas.
  5. Te cuesta relacionarte con los demás. No estableces vínculos afectivos profundos ni duraderos con otras personas. Te aíslas, te alejas o te defiendes de los demás para evitar el contacto emocional. No confías en nadie ni te abres a nadie.
  6. Te cuesta disfrutar de la vida. No experimentas placer ni satisfacción por las cosas que haces o que te pasan. Te aburres, te desmotivas o te resignas con facilidad. No tienes ilusiones ni proyectos personales.
  7. Te cuesta cuidarte a ti mismo o misma. No prestas atención a tus necesidades físicas, emocionales o psicológicas. Te descuidas, te exiges o te castigas a ti mismo o misma. No te valoras ni te quieres como eres.

¿Qué puedes hacer para superar la inhibición emocional?

La inhibición emocional no es una condena de por vida. Es posible aprender a conectar con tus emociones y a expresarlas de forma sana y constructiva. Para ello, puedes seguir estos consejos:

Reconoce y acepta tus emociones

No las juzgues, ni las niegues, ni las reprimas. Simplemente, obsérvalas, identifícalas y acéptalas como parte de ti. Recuerda que todas las emociones tienen una función y un sentido, y que no hay emociones buenas o malas, sino adaptativas o desadaptativas.

Exprésate y comunícate

Busca formas de expresar tus emociones de forma creativa y positiva, como escribir, dibujar, bailar o cantar. También puedes hablar de lo que sientes con personas de confianza, como amigos, familiares o profesionales. Compartir tus emociones te ayudará a liberarte, a comprenderlas mejor y a recibir apoyo.

Regula y gestiona tus emociones

Aprende técnicas de relajación, respiración o meditación que te ayuden a calmarte cuando sientas emociones intensas o desagradables. También puedes buscar actividades que te hagan sentir bien, como hacer deporte, leer, viajar o divertirte. Busca el equilibrio entre sentir y actuar.

Empatiza y conecta con los demás

Intenta comprender y respetar las emociones de los demás, aunque sean diferentes a las tuyas. Exprésales tu apoyo, tu afecto y tu interés por lo que sienten. Establece relaciones basadas en la confianza, la sinceridad y el respeto mutuo.

Disfruta y valórate

Permítete sentir y vivir las emociones positivas que te ofrece la vida, como la alegría, el amor o la gratitud. Celebra tus logros, reconoce tus virtudes y acepta tus defectos. Quiérete y cuídate como te mereces.

¿Qué diferencia hay entre inhibir y controlar las emociones?

Inhibir las emociones significa reprimirlas o negarlas, es decir, evitar sentirlas o mostrarlas. Controlar las emociones significa regularlas o gestionarlas, es decir, adaptarlas a cada situación o contexto. Inhibir las emociones es perjudicial para la salud y el bienestar, mientras que controlar las emociones es beneficioso y necesario.

¿Qué relación hay entre la inhibición emocional y los trastornos psicológicos?

La inhibición emocional puede ser un factor de riesgo o un síntoma de algunos trastornos psicológicos, como la depresión, la ansiedad, el estrés postraumático o los trastornos de personalidad. Estos trastornos pueden afectar a la forma de percibir, expresar y regular las emociones.

¿Qué beneficios tiene superar la inhibición emocional?

Superar la inhibición emocional tiene múltiples beneficios para la salud física y mental, el bienestar personal y las relaciones interpersonales. Algunos de estos beneficios son:

  • Mejorar la autoestima y la autoconfianza.
  • Aumentar el autoconocimiento y la autoaceptación.
  • Desarrollar una identidad propia y coherente.
  • Potenciar la creatividad y la inteligencia emocional.
  • Prevenir o reducir los síntomas de los trastornos psicológicos.
  • Fortalecer los vínculos afectivos con los demás.
  • Mejorar la comunicación y la convivencia.
  • Disfrutar más de la vida.