5 razones por las que una persona siente que no merece ser feliz

La felicidad es una búsqueda humana universal, anhelada y perseguida por personas de todas las edades, culturas y trasfondos. No obstante, la complejidad de este estado emocional a menudo va acompañada por la perturbadora sensación de algunos individuos de que no son merecedores de tal experiencia.

A primera vista, este concepto puede parecer contraintuitivo; ¿por qué alguien sentiría que no merece ser feliz? Sin embargo, al profundizar en las capas psicológicas, sociales y emocionales que constituyen el núcleo de nuestro ser, comenzamos a entender las múltiples facetas que influyen en nuestra autopercepción de merecimiento.

Desde el punto de vista de la psicología del desarrollo, las raíces de esta percepción de no merecimiento pueden ser rastreadas hasta los primeros años de vida. La manera en que los niños son criados, las interacciones con sus cuidadores y los mensajes implícitos y explícitos que reciben sobre su valía y su derecho a la alegría juegan un papel crítico en la formación de su autoestima. Si estos mensajes son negativos o si las experiencias de la niñez están marcadas por la adversidad, las semillas de la duda pueden ser sembradas muy tempranamente.

La literatura académica se ha ocupado extensamente de explorar la baja autoestima y la autocrítica negativa, identificando cómo la percepción disminuida de uno mismo puede convertirse en un filtro a través del cual se evalúan todas las experiencias de vida. Este filtro, teñido de negatividad, puede distorsionar la realidad y alimentar una visión pesimista del propio valor y potencial para la felicidad. Estudios en campos como la psicología positiva y la terapia cognitiva han iluminado estas tendencias, sugiriendo métodos para contrarrestar la autocrítica y mejorar la autoestima.

Además, la influencia de las comparaciones sociales no debe subestimarse. En la sociedad actual, donde la vida de las personas es constantemente exhibida y comparada en las redes sociales, el fenómeno de compararse con los demás ha aumentado exponencialmente. Esto puede intensificar sentimientos de inferioridad y de no merecimiento al enfrentar la aparente felicidad ajena, que muchas veces es exagerada o mal interpretada.

A su vez, el papel de las emociones autorreferenciales como la culpa y la vergüenza en la percepción del merecimiento de la felicidad es un área de interés creciente. La psicología clínica y la investigación neurocientífica están descubriendo cómo estos sentimientos no solo afectan la autoimagen en el momento presente sino que también pueden tener un impacto duradero en la manera en que las personas se ven a sí mismas en relación con el derecho a la felicidad y el bienestar.

Este análisis se vuelve aún más pertinente cuando consideramos la prevalencia de la salud mental en el discurso contemporáneo. Las condiciones como la depresión y la ansiedad, que pueden estar profundamente entrelazadas con la sensación de no merecer ser feliz, son temas de discusión cada vez más comunes en la sociedad.

5 razones que llevan a las personas a buscar la infelicidad

Este ensayo se adentrará en cinco razones subyacentes que pueden llevar a las personas a sentir que no son merecedoras de la felicidad. Exploraremos cómo la baja autoestima y la autocrítica negativa, las experiencias de vida traumáticas, las creencias limitantes arraigadas, las comparaciones sociales desfavorables y las emociones de culpa y vergüenza pueden converger para crear un paisaje emocional donde la felicidad parece un destino lejano e inalcanzable.

A través de la lente de la evidencia académica y científica, buscaremos comprender y desentrañar este complejo entramado psicológico.

1. Baja autoestima y autocrítica negativa

La baja autoestima es una causa significativa de por qué las personas pueden sentir que no merecen ser felices. La autocrítica negativa, un síntoma común de baja autoestima, puede conducir a una visión distorsionada de uno mismo donde las cualidades positivas son ignoradas o minimizadas.

Según un estudio del «Journal of Personality and Social Psychology», los individuos con baja autoestima tienden a subestimar su valor y capacidad, lo que puede resultar en una creencia de no merecimiento de la felicidad (Brown & Marshall, 2006).

2. Experiencias de vida traumáticas o adversas

Las experiencias adversas, especialmente durante la infancia, como el abuso, la negligencia o la pérdida, pueden dejar una marca duradera en la psique de una persona.

La investigación publicada en el «Journal of Traumatic Stress» muestra que las experiencias traumáticas están correlacionadas con sentimientos de indignidad y una baja sensación de merecimiento de la felicidad (Cloitre et al., 2009).

3. Creencias limitantes arraigadas

Las creencias limitantes que se forman a partir de mensajes negativos recibidos durante la niñez o a través de fracasos y rechazos repetidos pueden conducir a una mentalidad de que uno no merece la felicidad.

Estudios en la «Revista de Psicoterapia Cognitiva» indican que estas creencias limitantes afectan negativamente la salud mental y el bienestar (Beck, 2008).

4. Comparaciones sociales desfavorables

En la era de las redes sociales, las comparaciones constantes con otros pueden hacer que las personas sientan que sus vidas no son tan valiosas o exitosas como las de los demás. Investigaciones del «Journal of Social and Clinical Psychology» sugieren que las comparaciones sociales desfavorables están vinculadas a sentimientos de insuficiencia y desmerecimiento personal (Vogel et al., 2014).

5. La culpa y la vergüenza

La culpa y la vergüenza son emociones poderosas que pueden hacer que las personas sientan que no merecen la felicidad, especialmente si estas emociones están relacionadas con eventos pasados percibidos como errores o fracasos.

Según la «Revista Internacional de Psicología Clínica y de la Salud», la internalización de la culpa y la vergüenza puede llevar a un estado persistente de autocondena y percepción de no merecimiento (Tangney et al., 2007).

[mks_toggle title=»Bibliografía: » state=»close «]

  1. Brown, J. D., & Marshall, M. A. (2006). The self-esteem and happiness correlation: Differences in their relativeness across 20 nations. Journal of Personality and Social Psychology, 91(4), 620-631.
  2. Cloitre, M., Cohen, L. R., & Koenen, K. C. (2009). Treating survivors of childhood abuse: Psychotherapy for the interrupted life. Journal of Traumatic Stress, 22(3), 100-113.
  3. Beck, A. T. (2008). The evolution of the cognitive model of depression and its neurobiological correlates. Journal of Cognitive Psychotherapy, 22(3), 267-284.
  4. Vogel, E. A., Rose, J. P., Roberts, L. R., & Eckles, K. (2014). Social comparison, social media, and self-esteem. Journal of Social and Clinical Psychology, 33(8), 695-711.
  5. Tangney, J. P., Stuewig, J., & Mashek, D. J. (2007). Moral emotions and moral behavior. Annual Review of Psychology, 58, 345-372.

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