Quienes no pueden controlarse buscarán controlar a los demás

Algunas personas tienen poca o ninguna habilidad para lidiar con su miedo, vacío y frustración. Tienen una necesidad irresistible de controlar a los demás y su mundo.

De esta manera, pueden construir una imagen más positiva y fuerte de sí mismos. Pero esta necesidad conduce gradualmente a exigencias excesivas y a la construcción de una relación rígida y asfixiante que socava por completo la integridad emocional de la otra persona.

Si lo pensamos bien, da miedo cómo el cerebro humano es capaz de usar sus herramientas más sofisticadas cuando lo necesita. No todos lo hacen con el mismo propósito, por supuesto. Pero la necesidad de controlar a los demás y a todo lo que nos rodea no es más que un mecanismo de defensa. Lo usamos para confrontar algo que vemos como una «amenaza».

¿Tratas de controlar a otras personas y todo lo que te rodea? Olvídate de ello. Cualquiera que centre su atención en los demás lo hace para evitar lo más importante: controlarse a sí mismo.

Tener baja autoestima, gran inseguridad, una imagen negativa de sí mismo e incapacidad para procesar emociones como la ira, la tristeza o la frustración. Estos a menudo forman una combinación mortal donde la incertidumbre psicológica busca desesperadamente una solución rápida.

Ante su incapacidad para controlar y gestionar todas estas cosas, la persona centra su energía en los demás. «Te controlo a ti y a todos los demás para que encajes en mi mundo en blanco y negro».

Es un comportamiento que probablemente hayas visto en ciertas relaciones e incluso en el trabajo.

Por ejemplo, si un jefe incompetente intenta administrar a todos sus empleados. Este quiere que encajen en su política corporativa. Por lo tanto, abusa de su autoridad. Pero esto le da a la organización una dinámica disfuncional e improductiva.

La necesidad de control y la falta de autonomía emocional

La necesidad de control se manifiesta en un sinfín de contextos, momentos y situaciones diferentes. Lo vemos en la madre o el padre inseguro que controla a su hijo. No quieren que el niño deje la «burbuja» del hogar y que se quede con ellos todo el tiempo.

También es común en amistades donde una persona usa un comportamiento controlador, manipulador o abusivo. Son amigos que nos exigen todo: tiempo, apoyo emocional y, por supuesto, obediencia.

Es posible que tengamos personas con estas características en nuestros círculos sociales cercanos. Cuando rascas la superficie y miras debajo de las constantes demandas, amenazas y obsesiones. Lo que se esconde ahí es una falta de autonomía emocional.

Debido a esta deficiencia, se convierten no solo en «controladores» sino también en «tomadores». Esto se debe a que las personas inseguras a veces tienen baja autoestima, no pueden procesar sus emociones y tratan de “alimentarse” a través de uno o más “dadores”.

Lo que dicen los estudios al respecto

Y por si fuera poco, hay otro aspecto tan interesante como revelador. Hubo un estudio en 2009 realizado por los psiquiatras Friese y Hoffman sobre el tema. Descubrieron que las personas con poca autorregulación terminan buscando relaciones de «todo o nada».

Es decir, su impulsividad, su hambre de ser “alimentados” no acepta excusas. Y se vuelven aún menos capaces de ver o empatizar con las necesidades de los demás.

Cuando una persona controladora quiere algo, no pregunta, exige. También buscan gratificación instantánea, atención incondicional y «dadores».

¿Y si soy yo quien tiene la necesidad de controlar a los demás?

No hemos dicho mucho «tú» en este artículo. Pero a veces se requiere un poco de autorreflexión. Tenemos que determinar si somos realmente la persona que tiene la necesidad de controlar a los demás.

Puede que hagamos esto inconscientemente. Y este comportamiento puede aparecer de la noche a la mañana sin que nos demos cuenta del todo.

A veces, el desencadenante de estos problemas es un abandono por parte de nuestra pareja o incluso la pérdida de un ser querido. Son momentos importantes en los que el vacío se hace palpable y asfixiante.

Momentos en los que el miedo se apodera de nosotros y no aguantamos más la incertidumbre. Nuestros cerebros comienzan a anticipar cosas malas. Todo parece estarse escapando de nuestras manos.

Entonces, casi sin darnos cuenta, empezamos a exigir cosas de las personas que están más allá de su responsabilidad. Caemos en el abuso emocional sin siquiera darnos cuenta.

¿Qué se puede hacer al respecto?

¿Qué podemos hacer en este caso? Aquí hay algunas cosas que puedes considerar…

  • Entiende que controlar a otras personas no mejora tu situación actual. Dominar a las personas que amamos les roba su libertad, y también es improductivo. Pero lo que sirve es aprender a gestionarnos a nosotros mismos. Eso es porque el verdadero problema no siempre está afuera, está dentro de nosotros mismos.
  • También comprende que no podemos controlar el futuro o lo que pueda suceder. Pero el presente está dentro de nuestro control, lo que está sucediendo ahora mismo. Y solamente es responsabilidad nuestra.
  • La vida es admitir que hay más incertidumbres que certezas. Es comprender que no todo puede estar bajo nuestro control y debemos ser capaces de hacer frente a lo inesperado. Para ello, nada funciona mejor que invertir en nuestra fuerza de voluntad. Y entender y procesar nuestros propios sentimientos…

Pocas cosas son tan necesarias para nuestro crecimiento personal como desarrollar un buen autocontrol. En última instancia, es importante tener la cantidad adecuada de autonomía emocional y control sobre nuestras emociones.

De hecho, cualquiera que lo haga avanzará con más paz e integridad por la vida. Lo harán respetándose a sí mismos y a los demás.