El poder curativo de la empatía de un perro

La ciencia finalmente ha demostrado algo que la mayoría de nosotros ya sabíamos: que los perros pueden sentir empatía. Los perros captan el estado emocional de los humanos casi al instante. Pero su habilidad va más allá que solamente este rasgo fascinante.

También muestran un deseo altruista de brindar atención y reducir la angustia emocional y la tristeza. Estamos seguros de que cualquiera que tenga uno o más perros estará de acuerdo con la conclusión a la que llegó un estudio de la Universidad de Londres sobre el poder curativo de la empatía de un perro.

Sabemos que estos amigos de cuatro patas, con sus narices mojadas y sus ojos fieles, reconocen al instante nuestras alegrías y, sobre todo, nuestros sufrimientos. No dudan en lamerte la mano, tirar a tus pies su juguete favorito o sentarse en nuestro regazo como un niño cariñoso que quiere una sonrisa.

La empatía canina y su naturaleza curativa

La empatía de un perro, la maravillosa capacidad de leer nuestro estado de ánimo, en realidad tiene varios matices sorprendentes que han surgido en este estudio. Un ejemplo de esto se puede ver en un caso muy concreto. Benjamin Stepp es un veterano de la guerra de Irak que vive con un hermoso labrador llamado Arleigh. Este joven sufre un traumatismo craneoencefálico. Todos los días tiene repentinos ataques de dolor que le paralizan las piernas.

Arleigh detecta cuándo se avecinan estos ataques y acude directamente a su dueño por una razón muy específica. Es decir, brindarle apoyo, amor, reducir su ansiedad y controlar su respiración para que el dolor desaparezca lo antes posible.

Es bien sabido que los perros pueden oler ciertos cambios metabólicos en nuestro cuerpo que pueden, por ejemplo, resultar en niveles bajos de azúcar en la sangre, epilepsia y en este caso dolor.

Pero uno de los aspectos más sorprendentes de todo esto es la fidelidad y el altruismo de estos animales. No quieren nada a cambio. Su lealtad e instinto protector es tan grande. Solo proporcionar alivio y bienestar es suficiente para darles alegría y satisfacción.

Transferencia emocional en perros, una forma primitiva de empatía

Los científicos del comportamiento y los psicólogos especializados en el mundo animal destacan un aspecto muy importante: no podemos comparar la empatía humana con la empatía canina. En este último caso, se prefiere hablar de «transferencia emocional». Es un tipo de empatía que se puede comparar con la que se encuentra en un niño de tres años.

También debemos considerar que la empatía es un concepto psicológico complejo que está controlado por procesos cognitivos muy sofisticados. Cuando pensamos en la empatía de los perros, lo que destaca es su capacidad para leer las expresiones faciales, el tono de voz y la forma en que se les contagia el estado emocional. 

Pero cuando estos sentimientos son negativos, los perros cambian conscientemente su comportamiento y de inmediato comienzan a ofrecer ayuda, apoyo y cuidado.

El último aspecto es sin duda un tema que siempre ha fascinado a los expertos. La razón por la que los perros tienen un vínculo tan fuerte con nosotros se remonta a nuestros antepasados ​​cuando la humanidad era primitiva.

El vínculo milenario entre perros y humanos

Los humanos han tenido un estrecho vínculo emocional con los perros desde la antigüedad.  En aquel entonces, la supervivencia era la mayor prioridad. Una teorías es que los humanos que vivían en grupos sociales con perros tenían más posibilidades de sobrevivir que aquellos que no lo hacían.

Tener uno o más perros en sus residencias significaba que estaban en mejor contacto con la naturaleza y sus ciclos. También significaba que podían encontrar más recursos para sobrevivir: agua, presas, plantas comestibles, etc. De hecho, hay mucha evidencia de esto en las pinturas rupestres donde se pueden ver estas mismas interacciones.

Tener a estos animales como compañía dio una gran satisfacción y creó un vínculo a través de la biología.

Esta interacción constante que comenzó hace tanto tiempo ha fortalecido una relación sofisticada donde los perros rápidamente comenzaron a reconocer nuestras emociones. Y comenzamos a verlos como miembros de nuestros propios grupos sociales. La empatía de un perro es una realidad que siempre ha estado a nuestro lado.

Tan solo estar con un perro es suficiente para sonreír

Nuestro perro nunca nos pedirá que nos relajemos. Nunca sugerirá que consigamos un nuevo trabajo, que le demos otra oportunidad a nuestra pareja. O que renunciemos a un amigo que causa más problemas que beneficios.

Nunca sugerirán nada. Y tampoco juzgarán ni criticarán ninguna de tus decisiones. El único deseo de tu perro es estar contigo. Dándote lo mejor de ellos sin querer nada a cambio. Es uno de los aspectos más maravillosos de la empatía canina.

Por extraño que parezca, siempre lo han hecho desde que vivieron con nuestros antepasados. Los miembros de las tribus europeas que domesticaron a los cachorros de lobo más tranquilos que buscaban comida en las afueras de sus campamentos. Los hicimos nuestros y ellos nos hicieron suyos en una amistad duradera y maravillosa. Es por eso que la mayoría de nosotros no podemos evitar sonreír cuando vemos un perro.