El complejo de Electra es la contrapartida femenina del complejo de Edipo en los niños.
Este tipo de complejo se entiende como la obsesión de tipo amorosa que una hija llega a sentir por su padre, poniéndose de manifiesto generalmente entre los 4 y 6 años de edad.
En las niñas, este encaprichamiento le puede llevar incluso a competir contra la madre; a la cual visualiza como una rival durante esta primera atapa de crecimiento y desarrollo.
Orígenes del concepto
Este fue la manera como el discípulo de Freud, Carl Gustav Jung, logró adaptar el complejo de Edipo desarrollado por su maestro, al caso de las féminas; aunque su planteamiento va un poco más allá de la simple extrapolación del complejo de Edipo al campo femenino.
La denominación de complejo de “Electra” fue extraída de una célebre obra griega de Sófocles que data del siglo 5 a.C. Según en él se relata, Electra y su hermano Orestes forman una alianza para llevar a cabo la venganza en contra de su madre, Clitemnestra, y su padrastro; por ser los responsables del asesinato de su padre Agamenón.
Conducta asociada al complejo de Electra
Al principio de su desarrollo infantil, la niña está muy unida a su madre, al igual que los niños, en un vínculo ya no tanto filial como el de los primeros años de vida.
Este tipo de unión ya refleja un apego más del tipo sexual, que es conocido como “deseo libidinal”.
En el momento que la niña enfoca su atención en los genitales, tanto propios como los del niño, se da cuenta que son más pequeños en comparación a los del varón y muy parecidos a los de su madre; provocando en ella lo que se ha denominado como la “envidia del pene”.
Es en este momento cuando la niña comienza a manifestar una conducta cada vez más hostil hacia su madre, producto de los celos y el rechazo que siente hacia ella por esta razón.
En su mente, pulula la idea de su madre es la responsable de su “castración” y que por ello ya no tiene un falo.
En opinión de Jung, en principio las niñas se sienten muy cercanas tanto a sus padres como a sus madres.
Pero en poco tiempo y a medida que en ellas se empieza a manifestar los primeros indicios de desarrollo psicosexual, comienzan a centrarse más en el padre; como resultado de un proceso evolucionista de la conservación de la especie.
¿Cómo se resuelve este conflicto?
En la percepción de Freud y Jung hay concordancia en que los complejos de Edipo y de Electra, corresponden a fases puntualizadas que forman parte de la estructura del desarrollo normal por la que atraviesan los niños; en su mayoría.
Es esa la razón por lo que ambos entendían que eran fenómenos pasajeros y quedaban definidos en unos 2 o 3 años mientras se avanzaba por las diferentes etapas del crecimiento.
En los casos en que por alguna razón esta etapa no es superada, se puede dar como consecuencia que la rivalidad entre hijos y padres quede de algún modo enquistada en la relación; ocasionando que con el tiempo esta se deteriore.
Importante aclaratoria:
Es muy importante tener en cuenta que, tanto los conceptos como afirmaciones que en este artículo se evalúan, corresponden estrictamente a lo considerado por Freud y Jung en sus teorías; las cuales han ido perdiendo vigencia.
Bajo la óptica de la psicología científica contemporánea, estas consideraciones son ampliamente rechazadas y anacrónicas; por lo que ningún progenitor debe temer a que se desarrollen malos vínculos con su descendencia, motivado a un eventual mal manejo de esta “etapa”.
Por otro lado, esto no implica que no resulte de utilidad conocer un poco más en relación a estas teorías, ya que son parte integral del estudio de la evolución de las ideas referentes al psicoanálisis; y forman parte importante del legado cultural de las naciones de occidente.
Es por ello que hoy en día el “complejo de Electra” se viene utilizando en la literatura, el cine y otras expresiones artísticas a modo referencial; para dar entendimiento a una determinada idea e incluso, como herramienta para el análisis y la interpretación de diversos acontecimientos.
