La escafandra y la mariposa | Relación cuerpo-mente

Mensajes y reflexiones que nos deja la película la escafandra y la mariposa

La escafandra y la mariposa es una película que nos muestra que mientras una persona mantenga el control de su memoria y su imaginación, puede lograr grandes cosas.

La escafandra y la mariposa es un filme biográfico y dramático, franco-estadounidense, estrenado en el año 2007. Su título original en el idioma galo es “Le Scaphandre et le Papillon” y en varios países de Sudamérica se le llamó “El llanto de la mariposa”. Fue dirigido por Julián Schnabel, artista plástico (pintor) y director de cine estadounidense, repetidamente galardonado. La película recibió más del 90% de aprobación por parte del público, y grandes críticos emitieron muy buenas opiniones y elogios acerca de la misma.

El crítico de cine de The New Yorker, David Denby, la consideró el mejor filme de la década. Y en su opinión, se trataba de una recreación gloriosa de una terrible vivencia. Añadía que la obra hace una exploración de un ser humano, que es cruel y desgarradora, pero sumamente atrevida. La película fue candidata a cuatro premios de la Academia (mejor director, guion adaptado, fotografía y montaje). Y aparte de otros galardones, recibió dos Globos de Oro y un premio BAFTA.

El reparto estuvo constituido, prácticamente en su totalidad, por actores franceses. La película narra la historia de Jean-Dominique Bauby, redactor de la revista francesa Elle. Quien, en el mejor momento de su vida, sufrió un evento automovilístico, que le provocó un accidente cardiovascular. Finalmente, su problema es diagnosticado como el “Síndrome del cautiverio” o la enfermedad de “La escafandra y la mariposa”. Este aprisiona su cuerpo en una cama, pero no su mente. Así, descubre una nueva forma de comunicarse, parpadeando con su ojo izquierdo.

Sinopsis de La escafandra y la mariposa

El editor francés, Jean-Dominique Bauby (Mathieu Amalric), en 1995 a sus 43 años de edad, sufrió un grave percance que le dejó totalmente paralizado. Solo su cerebro funcionaba, pero esto era suficiente para escribir su autobiografía. Más tarde, gracias a la tecnología, descubriría cómo escapar de esa opresión lacerante. El alivio vino por medio de una interfaz cerebro-ordenador, que lo ayudaba a deletrear el texto con tan solo pensar en las letras del alfabeto.

Así inicia su gran aventura de superación como ser humano pensante. Abre la escafandra que lo aprisiona y viaja hacia un mundo de plena libertad, como el vuelo de una mariposa. La narración comienza explicando cómo su vida hizo un cambio de 180 grados. Esto fue debido a la existencia de un órgano que nunca había escuchado mencionar con anterioridad: el tronco cerebral. El descubrimiento fue hecho, literalmente, de golpe y porrazo, cuando sufrió ese accidente vial que sacó tal pieza de circulación.   

Bauby decía que sin tronco cerebral sobrevives, pero con una parálisis total, que abarca desde la punta del pie hasta la cabeza. El término en inglés para describir esta condición, con toda justicia, se conoce como “locked-in syndrom”. El paciente se convierte entonces en un recluso dentro de sí mismo. La mente funciona de manera perfecta y el guiño de un ojo es su única vía comunicacional. Para él, esto resultó todo un reto

La indignante patología hubiera destruido a muchos. Sin embargo, para el destacado profesional de la comunicación se convirtió en un estimulante desafío. Además, fue capaz de transmitirlo a sus médicos, quienes lo apoyaron con las técnicas de la logopedia. Esto trajo, como consecuencia, un mayor conocimiento del público acerca de este tipo de enfermedad. Y todo gracias al trabajo literario que Jean-Dominique Bauby hizo con su historia.

Un accidente que sirvió para repensar y reflexionar

«La primera vez que lo vi podía mover levemente el párpado, era la única manera que tenía de comunicarse”, aseguraba Eric Sellers, director del laboratorio de interfaz cerebro-ordenador en la Universidad Estatal del Este de Tennessee. La tragedia de Bauby, le llevó a meditar cómo había llevado su vida hasta entonces. Asimismo, reflexionó acerca de su relación con su familia, su madre y su ex mujer, Céline. A quien solo quiere como madre de sus hijos, por ser una obligación moral.

Aunque él sequía pensando en aquella otra mujer, la que nunca lo visitó en la clínica ni se ocupó de atenderle. Una historia interesante fue la que vivió con Pierre, ese hombre a quien le cambió el asiento de avión, que luego fue secuestrado. El hecho lo invita ahora a aferrase a la vida, a buscar lo valioso que hay en su interior, mientras Bauby lamenta nunca haberlo llamado. Dentro de su escafandra, se enfrenta a sí mismo. Se trata de un verdadero encierro de dolor y culpa; y piensa que su mal es un pago a su actuación pasada, egoísta y mezquina.   

Así, decide salir de la oscuridad a la luz, liberarse y dejar de autocompadecerse. Contando con la ayuda de lo que aún se mantiene intacto, su mente y su imaginación. Él escoge iniciar una nueva vida desde ese hoyo negro de la escafandra y convertirse en una persona sana. Y termina convencido de que el destino, puso en su camino el accidente. Una nueva realidad que demanda un renacimiento hacia lo subjetivo; lo que asume con entereza y decisión. Entonces, toma la decisión de escribir la experiencia de su nuevo yo.

Por último, La escafandra y la mariposa nos muestra como Bauby deja atrás sus deseos obsesivos y enigmáticos, frívolos y machistas de playboy y aventurero. Estar rodeado de bellas mujeres a quienes no podía tocar ni enamorar, se le convierte en una prueba de fuego. Ellas lo dominan, le exigen, lo obligan a hacer lo correcto. Salvo en su imaginación, que deja volar a veces, lo único que de verdad administra y le pertenece. Al final, contrae una neumonía y entonces, ve cómo se dispersan sus recuerdos, su vida y su futuro.