Hambre emocional | Comer por razones psicológicas y no fisiológicas

Persona que come por tener hambre emocional

No siempre se come por razones meramente fisiológicas o para satisfacer necesidades nutricionales, también se pueden consumir grandes cantidades de alimentos por una necesidad psicológica, lo que se conoce como hambre emocional.

Persona que come por tener hambre emocional

La nutrición es una de las actividades básicas que nos permiten vivir, ya que la alimentación nos permite mantener los procesos biológicos del organismo. La alimentación, además de esta tarea clave, también cumple otras funciones, entre ellas culturales, sociales, psicológicas.

La búsqueda de alimentos motivada por necesidades psicológicas está relacionada con las experiencias internas y las relaciones con las personas.

Puede ser mostrar y reforzar un sentimiento positivo al invitar a cenar a alguien a quien le estamos agradecidos; recompensar al niño o consolarnos a nosotros mismos cuando estamos tristes y buscamos nuestros chocolates favoritos mientras esperamos el placer.

¿Qué significa comer emocionalmente?

Y es precisamente la tendencia a comer en una situación de experimentar emociones, especialmente negativas, experimentar estrés o tensión lo que se denominó hambre emocional.

La función del comer emocional es regular y lidiar con las emociones. El malestar emocional motiva a tomar acciones correctivas, en este caso buscar alimentos.

Solo pensar, preparar y comer una comida puede distraerte del estado desagradable y puede conducir a un cambio. Lo que resulta en la aparición de sentimientos agradables y la liberación de la tensión al usar la energía para actividades relacionadas con la alimentación.

Características del comer emocional

Los investigadores destacaron varias características distintivas del hambre emocional:

Diferentes emociones desencadenan un comportamiento alimentario específico en diferentes personas: no existen relaciones simples entre estados emocionales específicos y la presencia o ausencia de alimentos bajo su influencia.

Por lo general, la elección de los alimentos se guía por: el sabor del plato y el hábito de la persona, y en el caso de comer emocional, la comida suele ser alta en calorías, a menudo rica en carbohidratos.

Comer bajo la influencia de las emociones generalmente no se lleva a cabo en compañía de otros, sino en su ausencia, a veces incluso en secreto; el comer emocional a menudo se inicia en ausencia de sensación de hambre;

Tiene carácter periódico: aparece o se intensifica en momentos difíciles de la vida;
el comer emocional se ve favorecido por experimentar emociones difusas, difíciles de nombrar y por la falta de un sentido de control sobre la propia excitación emocional.

La ocurrencia del comer emocional favorece el afrontamiento del estrés por una tendencia a concentrarse en las emociones y evitar situaciones estresantes.

Cómo afrontar el hambre emocional y superarlo

Si la mayoría de estos puntos describen tu comportamiento y te preocupa, puedes comenzar a cambiar tus hábitos alimenticios y manejar tus emociones de una manera diferente y más saludable.

Comer emocionalmente puede tener un aspecto positivo: la mayoría de nosotros disfruta de una comida placentera con nuestros seres queridos.

Sin embargo, en una situación en la que el hambre emocional no está asociado con el placer, y va acompañado de una sensación de vergüenza, impotencia y otras consecuencias negativas, vale la pena detenerse y considerar si debe ser así.

¿Por qué la comida ya no es una fuente de energía y placer? ¿Qué hacer para recuperarlo?

La reflexión a este respecto puede ser el primer paso para el cambio, que puede continuar de forma independiente, con el apoyo de familiares y, en casos seleccionados, vale la pena considerar la ayuda de un especialista, un psicoterapeuta o un psiquiatra.

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