El hijo perfecto equivale a un hijo triste

La búsqueda de hijos perfectos

Muchos padres proyectan en sus hijos sus aspiraciones personales, e incluso sus propias frustraciones, buscando que sus hijos sean los que cumplan las expectativas que ellos mismos tuvieron —o aún tienen— sobre lo que son capaces de conseguir.

Tal carga de responsabilidad y búsqueda de perfección en el comportamiento y los logros de sus hijos, tanto a nivel personal, académico como social, al niño lo puede convertir en una víctima de las expectativas de sus padres.

Esta carga emocional, más que alegrar, entristece la vida del niño, haciéndolo sentir inferior a lo que el mismo es, y no pudiendo gozar de sus propias experiencias y satisfacciones.

Cómo las altas expectativas de los padres pueden entristecer al niño

Viviendo en una sociedad acelerada y acostumbrados a ver los estándares de belleza, éxito y desempeño a nuestro alrededor, a veces es fácil caer en la trampa de aceptarlos indiscriminadamente.

Los padres a veces tienen expectativas muy altas para sus hijos, sin juzgar necesariamente si lo que quieren es apropiado para la edad cronológica y de desarrollo de su hijo y sin tratar de ayudarlos a cumplir esas expectativas.

Así, los padres se centran en que sus hijos deben tener un excelente rendimiento escolar, y les cuesta darse cuenta de que puede haber alguna dificultad de aprendizaje en su caso. Esto no significa que deban dejar de tener expectativas sobre su hijo, pero que deben ajustar sus expectativas y enfocarse en una cosa a la vez.

En particular, la clave será ofrecer la ayuda adecuada a su hijo para que progrese y no se deje consumir por sentimientos negativos de vergüenza.

El lado narcisista de los padres

A menudo, los padres quieren ser reconocidos a través de su hijo. Se ven a sí mismos en las características y el desempeño de su hijo y no en otra persona, separada de ellos. Sin embargo, al adoptar tal actitud, se enfocan en cómo «debería» ser su hijo y no en quién es como persona, por lo que sienten que su hijo les guarda rencor cuando no hace lo que ellos quieren.

Estos padres usan a su hijo como su valor moral personal y, por lo tanto, no se centran en el niño, sino que se enfocan psicológicamente en ellos mismos y en sus necesidades individuales.

Pero cuando un padre comienza su relación con su hijo de esta manera, no está psicológicamente disponible para apoyar a su hijo, reconocer y respetar su diversidad y ayudarlo a convertirse en lo mejor que puede ser para el niño mismo.

Así, por ejemplo, el padre o madre se centra narcisistamente en la debilidad deportiva de su hijo en relación con sus propias habilidades y su relación se convierte en una fuente de frustración para ambos.

El padre, que no se acerca narcisísticamente a su hijo, se da cuenta de esta diferencia, la registra, tal vez le molesta, pero no se la toma en serio y encuentra en su hijo otras fortalezas, que le ayudan a cultivarlas, así como encuentra otros puntos de contacto; esto a los niños les brinda seguridad, les quita ansiedad y los alegra, sentir a un padre que los apoya.

Cómo evitar entristecer a nuestros hijos mediante la búsqueda de perfección

El propósito no es que los padres creen súper niños, porque no hay un solo modelo perfecto. El objetivo es que los padres ayuden a sus hijos a aprovechar al máximo sus capacidades, para que ellos mismos sean felices y tengan fe en su valor y potencial.

Si tú, como padre, sientes que proyectas en tu hijo tus propias necesidades no cumplidas, sal a la vida y logra tus objetivos, sin dejar de apoyar a tu hijo.