Las distorsiones cognitivas aparecen cuando se procesa la información recibida de una manera errada. Es decir, interpretamos incorrectamente las situaciones que vivimos o las conversaciones en las que participamos, generándonos malestar, incomodidad y otras consecuencias negativas. No significa que haya un verdadero problema; pero, podría parecerlo a raíz de los pensamientos generados o de los juicios de valor emitidos en torno al evento en cuestión.
Todos pasamos con mayor o menor frecuencia por circunstancias como las descritas; sin embargo, estas aparecen con bastante frecuencia en las relaciones de pareja. En especial, si a causa de la rutina o las responsabilidades que enfrentan sus miembros permiten que ocurra un enfriamiento o un alejamiento. Es entonces que aparecen quejas similares a “ya no tiene tiempo para mí”, “no me entiende”, “no me escucha”, “seguro que hay alguien más”, etc.
Un ejemplo de distorsión cognitiva sería la personalización. Esta es una condición en la que el individuo se culpa o se responsabiliza de situaciones que ciertamente no son producto de su intervención. Ese sería el caso de los niños que piensan que su mala conducta ha sido la causa del divorcio de sus padres o de la muerte de uno de sus progenitores. Analicemos ahora los problemas más frecuentes que se presentan entre las parejas.
Las distorsiones cognitivas más vistas entre cónyuges
Algunos de los casos más comunes, dentro y fuera del matrimonio, serían:
Abstracción selectiva
Significa que la persona pierde de vista la situación en general y elige enfocarse o prestar atención a una sola vertiente de la misma. Así, se extraen detalles fuera de su contexto y se resaltan ciertos aspectos en particular, ignorando el resto, que por lo general es lo más importante.
En consecuencia, los puntos positivos son filtrados y se diluyen, enfatizándose los negativos. Por ejemplo, la mujer se compró un vestido y unos zarcillos; y el esposo le alabó por el atuendo, pero no mencionó los accesorios. Ella entonces se siente triste porque él no le presta atención, ni le dijo nada de sus nuevos aretes.
Pensamiento dicotómico
Es la tendencia que tiene la gente a clasificar, ya sea a personas, eventos o experiencias, en los extremos, sin matizar. Todo es blanco o es negro en su opinión. Están totalmente polarizados y desconocen las tonalidades intermedias, no hay reconciliación. De tal modo que, para ellos las cosas son siempre buenas o malas, en términos absolutos. Ej.: mi esposa no me preparó el desayuno hoy, de ahora en adelante tendré que levantarme más temprano y hacérmelo yo mismo. Nunca más le pediré ayuda en nada.
Inferencia arbitraria
Es el proceso seguido para llegar a una conclusión que no se soporta sobre ningún hecho real o que incluso, es opuesta a la evidencia existente. Así, se aceptan como verdaderas lo que apenas eran suposiciones, que se manifiestan cual adivinación del pensamiento o del futuro. En el primer caso, la persona cree saber que cruza por la mente del otro o la razón de una conducta específica.
En el segundo afirma conocer con precisión lo que va a suceder. Ej.: mi esposo llegó a casa y no me besó, eso es que estuvo bebiendo licor con sus amigos. Quizás el hombre solo olvidó hacerlo.
Otros casos de distorsiones cognitivas que dañan las relaciones de pareja
La lista es muy larga, de manera que en el presente artículo únicamente cubriremos unas pocas más:
Sobre generalización
Es la inclinación a pensar que, porque algo sucedió una vez, se continuará repitiendo en el futuro. Es decir, que una situación aislada caracterizará todos los demás eventos parecidos, aunque no estén relacionados. Ej.: mi esposo me rechazó, ya no le parezco atractiva, nunca más querrá hacerme el amor. Cuando sería más lógico pensar: hoy está cansado, mañana será otro día.
Explicación sesgada
Se trata de una tendencia a tener pensamientos suspicaces cuando se viven momentos de tensión o conflicto. En este caso se asume de forma automática que la otra persona tiene un propósito oculto o una segunda intención para actuar como lo hace. Ej.: mi mujer me trajo un regalo, ¿qué me irá a pedir que arregle en la casa?
Etiquetas globales
Es el proceso de «etiquetar» peyorativamente a los demás o a uno mismo, de una manera absoluta y descalificativa. Lo contrario sería describir los hechos reales, defectos o cualidades con exactitud. Por ejemplo: al hombre se le cae un plato al piso, rompiéndose; de inmediato la esposa piensa o incluso dice en voz alta: ¡que torpe!
Por último, otras distorsiones cognitivas incluyen visión de túnel, razonamiento emocional, etc. En todos los casos, las parejas deben luchar por desdramatizar las situaciones y buscar soluciones armonizantes que reconcilien y faciliten la vida en común. También es conveniente llevar un registro escrito de aquellos temores o ideas infundadas que tuvimos en el pasado y resultaron ser falsas.
Así, es posible evitar que se cometan de nuevo los mismos errores o lleguemos a creer que se trata de un hecho. Un psicólogo o terapeuta familiar puede ayudarnos a superar estos obstáculos.
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