¿Es posible desarrollar la empatía en los niños?

Nene ayudando a su padre en el jardín

La empatía en los niños les permite comprender e identificarse con los sentimientos ajenos. Ayudémosles a crecer en esto para que tengan una vida más plena

La empatía en los niños es una actitud social básica que debería surgir naturalmente como parte de su desarrollo emocional. Se trata de una capacidad que les permite identificarse con las demás personas en las situaciones que están viviendo, lo que se ha llamado: ponerse en el lugar del otro; es decir, entender lo que el interlocutor siente e inclusive, acercarse a experimentar lo mismo. Esta es una actitud fundamental para lograr desarrollar relaciones interpersonales estables y duraderas.

Como padres y maestros debemos promover el desarrollo de esta virtud en nuestros niños porque así se favorece su evolución emocional y el prestar más atención a su entorno, en lugar de concentrar su interés exclusivamente en ellos mismos.

Además, fortalece la calidad de sus interacciones sociales, generando una identificación más fuerte con el prójimo y una sana autoestima; es decir, hablamos de la clave para ser aceptados y queridos por quienes les rodean.

Etapas del aprendizaje de la empatía en los niños

El desarrollo de los procesos empáticos comienza desde muy temprana edad y se va fortaleciendo a lo largo de la vida. Según Hoffman (2000) consta de las siguientes etapas:

Global (primer año)

En esta etapa el bebé no ha entendido que las personas de su ambiente son distintas de él mismo, y así, el dolor o el placer percibido en otros y sus propios sentimientos son lo mismo. Es un período en el que priva el mimetismo a la hora de exteriorizar las emociones. Esto es lo que sucede cuando la madre llora y al niño en sus brazos le saltan las lágrimas o la ve feliz y se sonríe. (1)

Egocéntrica (segundo año)

El niño tiene ahora una clara consciencia de que la situación es experimentada por otro; no obstante, asume que las vivencias de esa persona se corresponden con las suyas propias. En consecuencia, manifiesta las mismas acciones iniciales de apoyo que él ejecuta cuando necesita auto-calmarse. Así, un infante de 13 meses que está cerca de un adulto deprimido le ofrecerá su juguete preferido.

Hacia los sentimientos de los demás (3-4 años)

El niño ha logrado asimilar que sus sentimientos son propios y distintos a los del otro y por tanto, es capaz de responder frente a estos de un modo no egocéntrico. Ahora tiene la habilidad de comprender que designios y necesidades ajenas se diferencian de las suyas propias y que lo mismo sucede con las emociones; por tanto, adquiere la capacidad de manifestar procesos empáticos y ofrecer consuelo.

Hacia las circunstancias que rodean a otros

Se hace patente en la última etapa de la niñez, en la cual los sentimientos ajenos son interpretados más que como una reacción frente a los eventos del momento; en realidad, se corresponden a sus vivencias generales. O sea, estos niños pueden responder de una forma distinta frente a las manifestaciones temporales o crónicas de dolor, ya que perciben las circunstancias de la otra persona; pudiendo ser empáticos ante condiciones de vida, nivel cultural, clase social, etc.

Juegos y actividades apropiadas para estimular la empatía en los niños

He aquí algunas ideas para trabajar con un grupo de niños y estimular su desarrollo de procesos empáticos:

  • ¿Qué te pasa? (actividad de iniciación a partir de los 3 años de edad). Dibuje rostros que expresen alegría, temor, tristeza, rabia, sorpresa, amor y asco (emociones básicas) y pídale a los niños que las identifiquen. Trate de hacerles hablar sobre lo que puede haber originado esas emociones y de mostrar sus procesos empáticos. (2)
  • Ocupo tu lugar. Prepare una tarjeta para cada uno de los distintos personajes presentes en la vida de los participantes (padres, abuelos, maestros, odontólogo, pediatra, vecinos, etc.) y disfraces. Reparta una a cada niño presente y pídales que se transformen en quien les haya correspondido. La idea es imitar su forma de vestir, hablar y actuar.
  • ¿Cómo te sentirías tú, sí…? (actividad de profundización). Use cuentos, películas, programas de televisión para explicar una situación en particular. Luego hágales cerrar los ojos y pensar que son aquella persona mencionada en la narración; entonces hágale la pregunta en cuestión.
  • Conviértete en explorador (juego de mímica). Escoja al azar uno de los pequeños, sepárelo del grupo y cuéntele una situación ficticia que le acontece. Luego este niño expresará al resto sus sentimientos pero sin usar palabras, solo responderá sí o no a las preguntas que le hagan para averiguar que piensa y como se siente.

En conclusión, la empatía en los niños los puede hacer más sensibles y comunicativos, con lo cual logran manifestar inteligentemente sus emociones. Asimismo, disfrutan de una autoestima más sólida, producto de un mayor sentimiento de seguridad; aprenden a escuchar y prestan mayor atención a los detalles a su alrededor. Si siente que su hijo tiene problemas en esta área de socialización, solicite orientación psicológica.