Hay muchos estereotipos sobre los chicos. “Los niños no lloran”, “los niños solo juegan al fútbol” o “los niños no son sensibles”.
Hemos crecido con varios clichés sobre el aspecto de ser masculino, los cuales, no solo están mal, sino que han sostenido a generaciones enteras de hombres emocionalmente distantes o enojados a causa de esta opresión.
Es importante darle valor a los sentimientos y las emociones
Sin embargo, es importante prestar atención a las emociones de los niños y ayudarlos a que las puedan respetar y sepan expresar, no al contrario. No debemos criar hombres que sean solamente fuertes y muestren su valía de forma matona, sino seres amorosos que puedan ser buenos consigo mismos y con sus familias.
A continuación compartimos un relato personal
Este texto pertenece a un autor anónimo, y ha sido compartido en Internet.
“Cariño, deja de llorar por lo más mínimo”: le decía a mi hijo de 4 años. Cada vez, a la menor angustia, ponía sus grandes ojos en blanco y empezaba a llorar. Él es mi hijo del medio y realmente es extremadamente sensible.
Me avergüenza decirlo, pero no siempre manejo sus sensibilidades de la manera más tranquila y paciente, mientras sé que debería. No puedo estar tranquilo todo el tiempo cuando veo que la más mínima frustración se convierte en un río de lágrimas, eso me cansa y me satura como madre.
Pero cuando pienso que este niño pequeño algún día se convertirá en un hombre, mi alma está en paz. Porque sé que su alma sensible y bondadosa será reconocida y apreciada por mucha gente.
Honestamente, no hay una sola parte de mí que quiera «endurecerlo». Veo el amor y la ternura que le muestra a su hermano pequeño y entiendo lo raro que es. ¡La mayoría de los chicos de su edad no actúan así!
Me pide abrazos para consolarme y calmarme y creo que crecerá para ser una persona muy cariñosa. Expresa todas sus emociones, alegría y tristeza, sin avergonzarse. Y no quiero que sienta nunca, que no puede hacerlo.
Las emociones reprimidas llevan a los hombres a estar siempre enojados
Mamás, si están criando niños así, entiendo su dificultad. ¡Pero somos muy afortunadas! Y debemos aceptar, abrazar y animar a nuestros hombres a ser sensibles y tiernos.
Cuando se ponga a quejarse y llorar, no te confundas. Recuerda que solo tú puedes calmarlo.
Cuando te confíe todo lo que experimenta, pequeño e importante, escúchalo con atención y muéstrale empatía.
Cuando te pida que lo abraces, abrázalo. Somos su refugio.
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