Los buenos oyentes favorecen a nuestro cerebro

Un buen oyente en la pareja

¿Tienes personas en tu círculo íntimo que sean buenos oyentes? Si es así, apoyarlos también fortalece tu cerebro, según un nuevo estudio científico.

Las interacciones sociales de apoyo en la edad adulta son especialmente importantes por muchas razones, ya que los amigos que saben escuchar nos hacen sentir seguros y emocionalmente estables.

Otra razón, según una nueva investigación, es que reducen el riesgo de deterioro cognitivo a pesar del envejecimiento natural del cerebro o cambios neuropatológicos como los de la enfermedad de Alzheimer.

Buenos oyentes y mayor resiliencia cognitiva

En un estudio publicado en JAMA Network Open, los investigadores encontraron que el solo hecho de tener a alguien con quien se pueda contar para que nos escuche cuando necesitamos hablar, se asocia con una mayor resiliencia cognitiva, un mejor indicador de la función cerebral de lo que uno esperaría debido al envejecimiento.

Pensamos en la resiliencia cognitiva como una barrera natural a los efectos del envejecimiento y las enfermedades cerebrales, explican los investigadores.

Este estudio se suma a la creciente evidencia de que las personas pueden tomar medidas, ya sea para sí mismas o para las personas que están más interesadas en ellas, para aumentar sus posibilidades de ralentizar el envejecimiento cognitivo o prevenir el desarrollo de los síntomas de la enfermedad de Alzheimer.

Lo deberías empezar a probar cuanto antes

Los expertos señalan que si bien tales consecuencias afectan a la población mayor, los hallazgos del estudio sugieren que las personas menores de 65 años se beneficiarán de este tipo de apoyo social.

Para cada unidad de reducción del volumen cerebral, las personas de entre 40 y 50 años que no tenían buenos oyentes en su círculo íntimo tenían una edad cognitiva cuatro años mayor que las que tenían buenos oyentes.

Estos cuatro años pueden ser increíblemente valiosos, según los investigadores. Por lo tanto, puedes comenzar a explorarlo, ya sea convirtiéndote en un buen oyente como en conseguir alguien que te pueda escuchar.