La adaptación hedonista y sus riesgos

La adaptación Hedonista y sus consecuencias

¿Alguna vez lo has notado? Cada vez que compramos un nuevo artilugio, vivimos una nueva experiencia, conseguimos la atención de esa persona que tanto anhelamos, o alcanzamos una meta que es importante para nosotros, después de un momento de euforia efímero volvemos rápidamente a un estado de aburrida indiferencia. Esta peculiaridad humana tiene un nombre científico: adaptación hedonista.

Significado de la palabra hedonismo

La palabra hedonismo tiene un origen griego, está conformada por hedone (ἡδονισμός) que significa “placer” y el sufijo -ismos (ισμός) que expresa “sistema, doctrina, cualidad”. Por lo tanto, entendemos este concepto como una doctrina filosófica que coloca el placer como el bien supremo de la vida humana.

¿Qué es el hedonismo?

Ante todo, debemos entender que el hedonismo es una doctrina de tipo ética la cual argumenta que el único bien que realmente existe; va de la mano con el placer y en consecuencia, considera a este como la llave de la felicidad del ser humano.

La doctrina hedonista tiene su marco referencial basado en las siguientes afirmaciones:

  • Los seres humanos tienen desde su nacimiento la capacidad de gozar del placer.
  • El placer no debe ser catalogado como bueno o malo, sencillamente existe.
  • Si el placer es bueno o no va a depender de la manera en que se busca y de sus límites.
  • El placer llevado al extremo se transforma en vicio.
  • El placer no se limita al goce de la sexualidad, como creen algunas personas.
  • El placer está en todos lados, según lo que cada quien disfrute y le haga feliz.
  • Algunos placeres pueden traernos infelicidad o sinsabores.
  • No hay mayor placer que el que se consigue buscando el bienestar de los demás.
  • Es vital concientizarse de lo que significa en realidad el placer, para poder ser felices.
  • Los placeres innecesarios aburren, ya que es efímero y pueden traer consecuencias.

Una vez que hemos evaluado las consideraciones referentes al hedonismo, podemos extraer una significativa conclusión:

El hedonismo por sí mismo no es en el fondo malo ni bueno. Todo depende de cómo se entienda y se practique.

Diferentes formas de entender el hedonismo

El ejemplo más palpable para afirmación de lo anterior, lo constituye el hecho de que existen diversas maneras de entender el hedonismo, como las que se mostraremos a continuación:

1. El hedonismo psicológico

Este es el más conocido y  se fundamenta en que las personas tienden a comportarse de la forma en que, a su entender, los lleva al camino de la felicidad; evitando el dolor y disfrutando de lo placentero y agradable.

2. El hedonismo ético

Toma en consideración el bienestar y la utilidad social por encima de todo comprendiendo que la vida ofrece diversas fuentes para el placer.

Afirma que el hedonista buscará disfrutar de los diferentes placeres, ya que estos  constituyen un bien en sí mismos.

3. El hedonismo cristiano

Intenta demostrar que las personas que depositan su fe en Dios con todo su corazón, disfrutan del más grande de los placeres que puede haber en el mundo, asistiendo a su búsqueda y acercándose a establecer una relación más intima con la divinidad.

4. El hedonismo racional

Es el que predica que la búsqueda del placer debe hacerse con mucha prudencia, teniendo muy claro el alcance del mismo y las consecuencias de sobrepasar los límites.

La cara adversa del hedonismo viene a reflejarse cuando el individuo y las sociedades enmarcan en el, lo que va a ser el eje sobre el cual van a girar el resto de las cosas.

Por su carácter individualista, vemos cómo se va desvirtuando su esencia favoreciendo a unos y perjudicando a otros.

El hedonismo y sus consecuencias en la sociedad actual

Desde hace décadas, los responsables de dirigir la política y las diversas organizaciones empresariales del mundo; han enfocado su accionar en una adaptación hedonista llevada al extremo.

Su norte ha sido satisfacer los placeres mundanos, de una sociedad pujante en la que es posible acceder a todo y por esto, nadie cuestiona los privilegios de los responsables; en virtud de que la mayoría está bien.

Esto ha provocado un deterioro significativo en los cimientos morales de la sociedad, cuando el hedonismo transmutado en consumismo; permite alcanzar el placer del goce de las cosas a costa de la ética, la virtud y las buenas costumbres.

Es por ello que las diversas organizaciones, partidos políticos, sociedad civil y hasta el mismo individuo; deben hacer un alto y evaluar las consecuencias de sus acciones y a dónde estás los están llevando.

Sin embargo, esta tendencia no podrá ser revertida si no se realiza el esfuerzo de ir encuadrando nuestras acciones; dentro del marco del establecimiento de unos límites y valores bien claros y definidos.

Como dijimos, el hedonismo debe tener sus límites para que no se vuelva contra nosotros mismos; pues el placer debe manejarse también bajos principios morales que no perjudiquen el bienestar social.