Fábula «El viejo, el niño y el burro»

Fabula del burrito, el viejo y el niño

Un anciano y un niño viajaban de un pueblo a otro con un burrito que llevaba una carga. Mientras caminaban por los primeros pueblos, se escucharon las voces de la gente que decía:

—»¡Son tontos!» Tienen un burro y no van subidos a él.

Cuando el anciano escuchó esto, se sintió triste y decidió escuchar tales palabras. Luego montó al niño sobre el burro, y continuaron su viaje.

Cuando el niño llegó a un pueblo cercano, llamó la atención de un residente local. Cuando el granjero señaló a los invitados, dijo:

—»¡Niño descuidado!» Eres joven y fuerte, deja ir al viejo sobre el burro, ya que se cansa con facilidad.

El anciano y el niño pensaron en esto, luego decidieron intercambiar lugares. Mientras el niño caminaba y el anciano montaba el burro, llegaron al tercer pueblo. Entonces la gente comenzó a murmurar:

«¡Es un viejo perezoso, solo piensa en sí mismo!» Toma al pobre niño que camina incansablemente bajo el sol y déjalo estar sobre el burro.

Entonces el anciano y el niño decidieron montar juntos sobre el pobre burro, y llegaron al cuarto pueblo. Un hombre se acercó a ellos y les dijo.

—¿Es este tu burrito?

—»Sí», respondió el hombre mayor.

—“Pues no lo parece, considerando lo mucho que lo están agobiando y debilitando. Deberías haber cargado al pobrecito.

El anciano y el niño se sentaron y pensaron, y decidieron amarrar las patas del burro, pasar un palo entre ellos y ponerlo en sus hombros para cargar el burro. La gente del siguiente pueblo se sorprendió al ver semejante tontería, siguieron al anciano y al niño.

Cuando llegaron al puente más cercano, las voces de la multitud comenzaron a enojar al burro, que usó su fuerza para luchar contra las cuerdas hasta que se soltó y cayó inconsciente al río. El burro lo superó, nadó, salió del río y corrió por los caminos rurales.

Entonces el anciano se dio cuenta de que tras querer complacer a todos, actuó tontamente y perdió su bien más valioso.

Moraleja y explicación

Nunca podrás complacer a todo el mundo.

Algunas reflexiones se pueden extraer de este famoso cuento tradicional, también conocido como fábula. Por un lado, las personas suelen hablar demasiado en ocasiones u opinar sobre la vida de otros, sin tener consideración ni tomar en cuenta las realidades y necesidades de cada uno.

Muchas de estas personas critican o piden consejo cuando nadie lo ha solicitado, confundiendo a menudo a los afectados.

Por otro lado, el anciano y el niño representan personas que se dejan llevar por las opiniones de los demás y no piensan que no hay manera de complacer a todos. Hay tantos puntos de vista diferentes, como personas en el mundo. Por eso, esta fábula nos invita a tener sentido común y normas propias.