No hay nada más hermoso en el mundo que la maternidad. La mayoría de las mujeres imaginan el momento en que serán madres y se sienten abrumadas por la felicidad. Desean con todo su ser traer un hijo al mundo y darle su alma y su cuerpo. Y es verdad y lo entendemos tan pronto como se realiza el sueño.
Este texto está dedicado a nuestros hijos que nos enseñaron lo que es la felicidad.
Eres mi primer hijo, mi primer «mordisco» como me gusta llamarte. Y quiero que me creas cuando te digo que te amé con todo mi ser antes de que nacieras.
Me imaginaba tu carita, nuestros abrazos y juegos y todo lo que venía. Y eran mucho más reales y hermosos más allá de la imaginación.
Eres mi primer hijo y no tenía idea si lo que estaba haciendo estaba bien. Aprendí contigo poco a poco. Gracias por aceptar mi inexperiencia y darme el preciado título de madre.
Una criaturita como tú me enseñó tanto
Y pido disculpas por tener que aguantar mis errores, miedos e inseguridades. Quería tanto estar bien contigo. Quería que todo saliera perfecto, así que a veces era exigente. Ahora lo entiendo.
Pasé tantas noches preocupándome si dormías lo suficiente, si tu peso era normal. Más tarde, me preocupaba si harías amigos, si te gustaría ir a la escuela y tantos otros pensamientos que inundaban (¡y todavía lo hacen!) mi cabeza a medida que envejeces.
Eres lo suficientemente mayor para entender y me pregunto si sientes cuánto te amo. Incluso cuando soy estricto contigo quiero lo mejor para ti y me duele mucho cada vez que te grito.
Cuando me arrepiento, quiero retroceder en el tiempo y hacerlo todo de nuevo. Quiero revivir todos nuestros momentos sin estrés. Para disfrutar cada momento.
A pesar de mis errores, te has convertido en un niño maravilloso, uno que nunca imaginé que sería mío. Y ahora entiendo lo importante que es vivir el presente.
También fuiste maravilloso cuando nació tu hermano y me tuviste que compartir. Pero el amor que tengo por cada uno de ustedes es tan fuerte que nunca ha dejado lugar a la duda en su corazón, o eso quiero creer.
Pero la verdad es que eres mi primer hijo, la que me enseñó a ser quien soy hoy y nada puede cambiar eso. Te estoy agradecida. Eres todo lo que deseaba que fueras y aún más. Soy la mamá más afortunada del mundo. Te amo.
-Autor desconocido-
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