El proceso liberador de saber perdonar

Solo con el perdón es posible cerrar capítulos para seguir avanzando en la búsqueda de una verdadera paz espiritual.

 El perdón constituye, desde el punto de vista emocional y ético, uno de los actos más representativos del espíritu humano.

Tiene una profunda connotación moral ya que, sin importar cuál sea el daño que se nos haya infringido, tenemos la capacidad de dejarlo en el pasado; para encaminarnos al futuro con nuevas perspectivas.

¿Por qué afirmamos que el perdón es liberador?

Cuando una persona nos hace una ofensa, esta queda condicionada a nivel de conciencia a sufrir las consecuencias de sus actos.

Pero también nosotros sufrimos, por no poder superar el daño emocional que tal ofensa ha provocado en nosotros.

Es por eso que perdonar no solo es liberador para quien cometió el error, sino también para el ofendido, ya que ambos se deslastran de una carga emocional; que solo ocasiona un continuo desasosiego y un estado de ansiedad y de angustia.

Para que el perdón alcance el más alto nivel liberador, debemos tener muy claro en nuestras mentes qué con este acto.

Pues debemos tener plena conciencia de que lo que hacemos por nosotros mismos, antes que por la persona perdonada.

¿Por qué a muchas personas les cuesta perdonar?

La mayoría de las personas que se muestran reacias a otorgar su perdón, pues existe la tendencia a creer que con ello quedarían nuevamente expuestas al daño que les fue infringido; y que lo más justo es que la otra persona sufra las consecuencias de su falta.

El hecho de perdonar no implica necesariamente que estemos aceptando estoicamente lo que esa persona nos hizo, y que esta no tenga que afrontar las consecuencias de su afrenta.

El detalle está en que, si nuestro objetivo es superar el episodio y que este no nos desgaste, debemos enfocarnos en pensar de forma un poco egoísta y tener claro que, a la final, los grandes ganadores seremos nosotros mismos; al lograr liberarnos de todas esas emociones que nos bloquean la mente y no nos permiten avanzar.

Es por esta razón que se considera al acto de perdonar, como una de las virtudes de las personas que tienen un alto nivel de inteligencia emocional.  

¿Qué ocurre cuando no perdonamos?

No podemos, por nuestra paz espiritual, estar recreando en nuestras mentes episodios dolorosos del pasado.

 El rencor y el resentimiento son emociones negativas, que pueden llegar a convertirse en un condicionante para nuestro bienestar; al reeditar una y otra vez el dolor sufrido.

De igual manera, el no saber perdonar acarrea serias consecuencias que no sólo dejan sus huellas a nivel emocional, ya que la ira también afecta nuestra condición física; causándonos diferentes afecciones como el insomnio, problemas digestivos e inclusive, la supresión de nuestro sistema inmunológico

El resentimiento solo empeora las cosas

Normalmente, cuándo dejamos de tener contacto con la persona que nos hizo la afrenta, tendemos a olvidarnos del asunto con mucha más facilidad que si el causante fuese una persona de nuestro entorno.

En el primero de los casos, si persistimos en no perdonar, el daño lo hacemos directamente a nosotros mismos.

En el segundo de los casos, ya tienden a complicarse un poco más las cosas por cuanto se produce un quiebre en las relaciones interpersonales; afectando emocionalmente tanto a los involucrados directamente en la desavenencia como al resto de las personas.

Si no queremos convertirnos en una víctima del resentimiento, debemos primeramente  comprender que nuestra negativa a perdonar; puede generar emociones negativas que terminen afectándonos profundamente.

Sentimientos como la rabia y la impotencia solo sirven para perjudicar las relaciones con las personas de nuestro entorno, creando incómodas situaciones que seguramente empeorarán las cosas y que harán aun más difícil la reconciliación.

Aprender a perdonar

Lo esencial para poder perdonar de corazón a quien nos han ofendido, es tener cuenta de que somos los únicos que podemos ponerle punto final al capítulo y pasar la página; ya que somos los responsables por nuestros sentimientos.

Es muy probable que quizás no hayamos merecido lo que nos ha sucedido, pero sí depende de nosotros en gran medida el cómo nos sentiremos en adelante al respecto.

Debemos interiorizar que en nosotros está la decisión de trasformar las situaciones negativas en oportunidad de crecimiento personal, para convertirnos en seres resilientes.

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